La salida a la luz de personajes como el ministro de Trabajo y Promoción del Empleo, Iber Maraví, y de algunos congresistas de la bancada de Perú Libre que ni siquiera son capaces de pasar las elementales evaluaciones a las que son sometidos, nos debería hacer ver con preocupación e indignación la clase de educación escolar que están recibiendo miles de niños y jóvenes pobres, que tienen la desgracia de ser alumnos de gente como la arriba mencionada.

Habría que ver qué puede enseñar a los futuros ciudadanos del Perú el señor Maraví, un sindicalista radical cercano al Movadef –un probado brazo de Sendero Luminoso–, que es más conocido en Ayacucho como agitador y promotor de un discurso de odio y lucha de clases, que como docente. Para mayor desgracia, el gobierno marxista leninista de Pedro Castillo lo ha puesto en el Poder Ejecutivo a pesar de su nula experiencia en el sector público.

Con esta clase de profesores, es más probable que los alumnos de la escuela pública acaben el año sabiendo más de marxismo, maoísmo, lucha de clases, huelgas y agitación, antes que de matemáticas, lenguaje, historia o geografía. ¿Así queremos que los peruanos del futuro sean profesionales competitivos capaces de obtener buenos puestos de trabajo para salir de la pobreza? Qué fácil es llenarse la boca diciendo que la educación es el mejor camino para salir del hoyo.

Pero eso no es todo. Habría que dar una mirada a esos profesores de la vergüenza que forman parte de la bancada de Perú Libre. Allí hay varios que se han negado a pasar sus evaluaciones o que hasta en siete oportunidades han salido desaprobados. Por esas cosas que solo suceden en nuestro país, hoy son congresistas pese a ser unos profesionales desastrosos que no han aportado nada a la formación de los niños y jóvenes, pero que para hacer huelgas y reclamar mejores sueldos sí son buenos.

Lamentablemente no se puede esperar mucho si el país hoy tiene como presidente a Castillo, quien saltó a la política al liderar en 2017 una huelga de profesores hermanados con el Movadef que se negaban a ser evaluados, y que ahora, gracias a la presencia del ministro Maraví en el poder, han visto reconocido su sindicato. Ellos salieron ganando, mientras que los grandes perdedores seguirán siendo sus alumnos que no pueden librarse de ellos al no estar en condiciones de ir a un colegio privado.