1. Los grandes ganadores de la elección congresal del domingo pasado fueron Daniel Urresti, Antauro Humala y el FREPAP. El primero fue el más votado a pesar de haber sido excluido, por algunos días, del proceso. El segundo logró impulsar, con su candidatura fantasma, al desabrido Unión por el Perú, devenido en “vientre de alquiler” para sus huestes etnocaceristas, que pasó la valla camuflado tras un logo que ni era del partido. El tercero consiguió meter en el Parlamento más congresistas que todos los sumados en su historia y con una fuerza que nadie previó.

2. Una vez sinceradas las cifras vemos que el “gran triunfo” de Acción Popular, no es tal. Apenas sacó el 6.4% del total del padrón electoral, sacándole menos de 3 puntos al colero de las bancadas que pasaron la valla. Además, la aparición de por lo menos 4 cabezas – Diez Canseco, Guevara, Lescano y Barnechea – hace pensar que la bancada acciopopulista en realidad albergará mínimo dos y quizá tres mini-bancadas. Y finalmente, una bancada sin figuras, sin liderazgos, tiernitos. Demasiado poco peso para el grupo que tendría la responsabilidad de liderar la coordinación de las actividades parlamentarias.

3. El voto por opciones como Podemos, Unión por el Perú y el FREPAP es el voto de aquéllos que ya están hartos de los partidos del establishment, es decir, de los partidos del juego político formal, de izquierda a derecha. A éstos, podemos sumar los que no acudieron a votar – a pesar de la amenaza de la multa - , más los blancos y nulos, con los que llegamos a un 52% del padrón electoral que no apoyaron a ningún partido del establishment. Es el voto auténtico de los que desde las entrañas les brota el verdadero “que se vayan todos”. Un “todos” que incluye políticos de izquierda y de derecha – sí, también a Vizcarra - pero también a analistas, periodistas y todos los que jugamos el juego de la política que creemos que refleja al Perú. Bueno, a despertar.

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