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El gobernador regional de Tumbes, Wilmer Dios, ha lanzado una alerta a las autoridades de Lima al advertir que su jurisdicción, de por sí con grandes e históricas necesidades, afronta un gran problema por la llegada masiva de inmigrantes venezolanos, muchos de los cuales se han quedado en alguna de las tres provincias tumbesinas, que ahora requieren los recursos extras para atender las contingencias generadas por los extranjeros.

En los últimos tres años, el Perú abrió las puertas a los inmigrantes venezolanos que escaparon de la crisis económica, política, humanitaria y social provocada por la dictadura de Nicolás Maduro, el sucesor del fallecido Hugo Chávez, el padre del llamado “socialismo del siglo XXI”. Sin embargo, jamás hubo un plan para albergar a estas personas. Tumbes ya está pagando las consecuencias de esta falta de previsión, pues hay necesidades en salud, educación y seguridad.

De por sí, Tumbes es una región pobre y con graves problemas, que incluyen la proliferación de autoridades corruptas, algunas de las cuales ya están en prisión. Ahora, a todo esto se ha sumado la presencia de miles de venezolanos que, tras haber cruzado la frontera, se han quedado en la zona. En la edición de Correo Tumbes lo hemos venido alertando muchas veces. El último fin de semana, el programa Cuarto Poder ha hecho lo mismo.

Desde el 15 de junio último se ha restringido el ingreso de venezolanos al Perú. Sin embargo, en Tumbes, la cosa no es nada fácil y se requiere la atención especial del gobierno central. Todo esto debió darse desde el primer momento. Estuvo bien abrir los brazos a los extranjeros necesitados que huyeron de su país casi con lo que tenían puesto y una mochila adicional, pero eso debió ir acompañado de medidas para no afectar a los peruanos y a los propios inmigrantes.

La región Tumbes no puede ser la última rueda del coche del Perú, como ha sido muchas veces. No solo miremos a esta jurisdicción por sus bellas playas y su buena comida a base de pescados y mariscos. Hay que atender a esta zona, que es la puerta de entrada para miles de venezolanos que muchas veces se instalan en parques ante la imposibilidad de encontrar alojamiento o una movilidad que los lleve a otros puntos del país.