Ucrania se desborda
Ucrania se desborda

El plan de paz acordado en Bruselas entre Rusia y Ucrania parece ser letra muerta. Con el reciente derribamiento de un avión militar por las fuerzas rebeldes, suman más de 120 los soldados del ejército ucraniano fallecidos desde que se iniciaron las revueltas de los separatistas en la zonas de Lugansk y Donetsk, los lugares de mayor conflicto localizados al norte del país. Mientras el novísimo presidente Petro Poroshenko denuncia que Rusia envía sin inmutarse tanques a la zona de frontera, Moscú señala que blindados ucranianos han ingresado en la región rusa de Rostov, incluso anunciando sueltamente que enviarían una nota de protesta. Moscú, cuya economía se desacelera, para atenuar la evidencia frente a la advertencia de Washington de que si fracasa en atender la situación deberá afrontar costos adicionales, ha dicho ante la Organización para la Cooperación y Seguridad en Europa (OSCE) que el desplazamiento hacia la frontera es exclusivamente de ayuda humanitaria para los separatistas. Un asunto de fondo es que tanto Moscú como Kiev no llegan a un acuerdo sobre el precio del gas que debe pagar el gobierno de Kiev, luego de rechazar los 100 dólares por cada mil metros cúbicos de gas que Rusia le ha ofertado. Suma el anuncio de Gazprom, la empresa rusa que administra el gas, de cortar el suministro a Ucrania si este no devuelve cerca de los 5000 millones de dólares que mantiene como deuda. Parece, entonces, que el discreto primer encuentro entre Putin y Poroshenko en Normandía, la semana anterior, no habría cuajado una salida y mientras tanto Europa –que también depende del gas ruso y se recupera lentamente de su crisis– actúa con prudencia, pues siendo la principal fuente de divisas para Rusia, este país sigue siendo el principal cliente de toda la Unión Europea.