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Las pugnas entre los poderes Ejecutivo y Legislativo parecieron haber tenido una pausa luego de la reunión entre el presidente de la República, Martín Vizcarra, y el presidente del Congreso, Pedro Olaechea. Ambos coincidieron, en un encuentro en Palacio de Gobierno, en que el debate sobre el adelanto de elecciones es una prioridad en la agenda del Parlamento. Fue una buena señal, pero principalmente se mostró una forma de gobernar que ya parecía utópica para la mayoría de peruanos.

En la actual coyuntura, este acercamiento entre ambos personajes vale bastante, sobre todo si hay más coincidencias que divergencias. Por supuesto, nada ni nadie garantizará que lo que decida el Congreso en el futuro inmediato será lo que desea el Gobierno. Sin embargo, cuando se pensaba que lo más importante es la sensación de que algo podía cambiar en la relación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, la Comisión de Fiscalización del Congreso aprobó investigar las presuntas irregularidades que habría cometido el jefe de Estado en su mensaje a la Nación cuando planteó el adelanto de elecciones. Y no solo eso: creó un grupo para investigar a las encuestadoras. ¿Por qué? Algunos legisladores de la mayoría dejaron entrever que dichas empresas manipulan el sentir de la población.

Lo más probable es que continúen las confrontaciones y que el clima de tensión política se agrave. Para algunos, será poner el dedo en las llagas del poder; para otros, será una sensación de inestabilidad que puede influir en algo tan delicado y terrestre como la economía nacional.