Se equivocan Martín Vizcarra y Daniel Salaverry si piensan que la postergación de las elecciones por un mes, tal como lo plantea su partido Somos Perú, tendrá eco en la población. Creo que es al revés. Los sufragios siempre son la espina que el electorado quiere sacarse a como dé lugar.

Además, no es un planeamiento viable ni estratégico para la salud del país, sino antojadizo; es más, hasta podría calificarse como una aventura sin indicadores científicos que solo genera desesperación política.

Lo cierto es que tampoco Somos Perú contribuye a reducir los contagios de COVID-19, sino todo lo contrario. Hemos observado sin ningún empacho ni melindre a la dupla Vizcarra-Salaverry transitar por calles y mercados.

Si la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, precisa que la segunda ola de la pandemia está por llegar en los próximos meses, los candidatos tendrán que enfocarse en establecer otra forma de hacer campaña.

Lo mismo ocurre con los Acuña, Lescano, Forsyth, Mendoza, Guzmán, etc., aunque se hayan desmarcado de la propuesta para aplazar los comicios. Cuando estos llegan a provincia, las convocatorias a la prensa y población continúan como si nada pasara.

Pensar que la población agradecerá el gesto de desprendimiento de Somos Perú es estar fuera de foco. Los electores quieren saber quién ganará para que ejecute sus propuestas de rescate económico y de salud.

Por lo tanto, no es apropiado extender la agonía de la incertidumbre electoral, nos basta con que se respete el calendario electoral. Gracias, pero no.

PD: Al teniente general PNP (r) Gustavo Carrión le han llovido críticas por mi columna “El clasismo en la Policía”. Su contenido no fue basado en una entrevista (algo que jamás escribí), sino en una conversación.