“A la Policía se le respeta”, era el eslogan que en el segundo gobierno de Alan García (2007-2011) se le había puesto a la institución para fortalecerla anímicamente. Eran momentos de apremio y a la entidad le faltaba moral para imponer la ley (también se le permitió disparar en defensa propia). ¿Sirvió de algo? No. Se necesita más que una buena frase. Ser, no parecer.

El real problema con los agentes del orden no es que estén involucrados algunos de sus miembros en actos ilícitos, sino que la institución permita que varios vándalos ingresen vestidos de corderos con la finalidad de luego sacar los colmillos.

Claro. Entran a la Policía, entrenaban un año y salían a la calle para hacer cumplir la ley. Vestidos con el uniforme lograban cierta impunidad, pero no para hacerse respetar sino para ejecutar sus verdaderos planes. Y no nos hemos preguntado si fue buena la enseñanza de los valores de la institución.

Hoy que sale a la luz lo que muchos sabemos sobre la verdadera situación de la Policía, que varios de sus miembros reciben doble orden: de sus superiores jerárquicos y de sus verdaderos jefes en las calles, creo que es urgente un cambio institucional.

Hemos pasado el gobierno de García y luego de Humala conviviendo con estos malos agentes, que en vez de protegernos ahora debemos cuidarnos de ellos. Porque, en verdad, ¿no se les escarapela el cuerpo cuando sienten que un patrullero los detiene en la calle? ¿No tienen dudas cuando un agente pide los documentos y pide revisar el auto?

A la Policía la vienen maquillando desde hace años para no desmoralizar al resto de buenos efectivos del orden ni desalentar al ciudadano. No obstante, se requiere de una reorganización de cabo a rabo para volver a ganarse el respeto en las calles. Ahora hasta los choferes golpean a los policías.

Debemos empezar por pedirles a quienes cortan el jamón en el Congreso que, si quieren darles mejores agentes a los ciudadanos, propongan verdaderos filtros de postulantes para evitar que cualquier sátrapa ingrese y ponga en riesgo la tranquilidad de la población.

PD: Al contralor Edgar Alarcón lo citan al Congreso para el próximo lunes para que haga su descargo. ¿Lanzará barro con ventilador a otro ministro?