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En uno de sus discursos probablemente más duros desde que asumió la Presidencia del Perú, Martín Vizcarra anunció hace dos días que presentaría un proyecto de ley para declarar en emergencia al Ministerio Público. Ayer comenzó este proceso acudiendo al Congreso de la República para entregar dicha iniciativa legal, que comprendía también la suspensión del fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, mientras dure la reestructuración de este organismo.

Para muchos, este mensaje tuvo todos los ingredientes para ser calificado como un ultimátum categórico no solo a Chávarry, sino también al Parlamento. Desde tiempo atrás, el jefe de Estado ha pedido que el fiscal de la Nación dé un paso al costado y siempre ha dejado entrever que su permanencia en ese alto cargo forma parte de una conjura contra los deseos de la mayoría del país de terminar con la corrupción en el Perú.

Esta acción decisiva y contundente de Vizcarra al parecer hizo que Keiko Fujimori lo piense dos veces y al final pida a su bancada que apoye la declaratoria de emergencia del Ministerio Público. A esto se sumó la Célula Parlamentaria Aprista, que sostuvo que la situación de Chávarry es insostenible y que debe dar un paso al costado. Con el Congreso en contra y la falta de reemplazos para Rafael Vela y José Domingo Pérez, al fiscal de la Nación no le quedó otra opción que dar marcha atrás y ratificar a ambos en sus cargos. Un duro revés que seguramente traerá otras consecuencias en los próximos días. Este es un momento crucial para el país. Hay que mantener la serenidad y actuar con equilibrio.