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El salvaje asesinato de dos policías en las calles del Rímac en la tarde del martes último, una hora antes de que unos “marcas” dispararan a matar a una pareja de empresarios que irresponsablemente -hay que decirlo- circulaba con dinero en efectivo por La Aurora, en Miraflores, debería hacerle ver al Gobierno de Martín Vizcarra que hay asuntos vitales para el país que no han sido resueltos por más que andemos distraídos con el ruido político.

Mientras que el país está de luto por la caída del brigadier PNP José Luis Pacheco y del técnico PNP Johnny Javier en manos de un asesino que luego pereció, el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) ha hecho público un estudio sobre las zonas de la capital donde se cometen más actos delictivos. ¿Estas cifras estarán en el Despacho Presidencial para la toma de acciones, teniendo en cuenta que la inseguridad es uno de los grandes problemas para los peruanos?

Si el jefe de Estado busca gobernar con popularidad, debería hacer frente a la delincuencia, que mata a policías, que cobra vidas inocentes, que afecta a gente que en cualquier momento, al transitar por una calle, podría verse en medio de una balacera como las ocurridas en El Rímac o Miraflores, dentro de un restaurante, una peluquería o un paradero. Estas situaciones son las que se deben combatir con toda la fuerza del Estado.

El Presidente ha estado en su derecho de pechar al Congreso de mayoría fujimorista tal como se lo pedía el pueblo, de criticar al fiscal de la Nación, quien creo que desde un inicio debió dar un paso al costado, y de promover reformas vía referéndum. Pero vayamos más allá. Nada de eso va a impedir que se asesine, se extorsione o se asalte. ¿Acaso si se va Pedro Chávarry y el nueve de diciembre gana el “sí, sí, sí, no”, se acaban los problemas del país?

Que el asesinato de los dos agentes policiales lleve a que al fin se dé un golpe sobre la mesa en materia de lucha contra el hampa. El problema va en aumento desde hace más de una década, mientras muchas veces andamos distraídos en cosas importantes, pero no vitales. Si el presidente Vizcarra se lo propone, podría pasar a la historia como el que hizo frente a la delincuencia y redujo los índices de delito, a diferencia de todos sus antecesores.