La nota de portada de ayer de El Comercio trae una gravísima denuncia que pone contra las cuerdas al presidente Martín Vizcarra, quien ha sido señalado por un aspirante a colaborador eficaz de haber recibido una coima de un millón de soles en 2014 en efectivo y en dos armadas, cuando era gobernador regional de Moquegua, para favorecer a la empresa Obrainsa, que pugnaba por ganar la buena pro para ejecutar la obra Lomas de Ilo.

Ojo que acá ya no hablamos de “aportes de campaña” que podrían ser considerados o no ilegales, ni de testaferros, ni de dudosas versiones de terceros. En este caso nos encontramos –de ser cierto todo lo señalado por el testigo ante el Ministerio Público–, ante el pago documentado de un soborno a una autoridad pública para ganar una licitación.

Con esto el mandatario estaría dejando chiquitos a todos los que pasaron por caja con Odebrecht. Irónico que un día antes de conocerse esta versión recogida por el fiscal Germán Juárez, el presidente Vizcarra haya salido ante los medios a decir que el escándalo por la contratación de su amigo Richard “Swing” Cisneros en el Estado era una minucia frente a los casos de corrupción sucedidos en otros gobiernos.

Habría que ver qué opina ahora del millón de soles que habría recibido de directivos de una empresa contratista. Palacio de Gobierno, como era de esperarse, ha salido a desmentir esta versión que surge un mes después del intento de vacancia contra el mandatario por el caso “Swing”. Sin embargo, me pregunto: ¿por qué alguien que está con la soga al cuello por el caso Club de la Construcción va a inventar ante el Ministerio Público, con pelos y señales, el pago de una coima –una cutra– al presidente? Tendría que ser suicida. Sin duda vendrán días de nuevas turbulencias en medio de la pandemia. Ayer ya se hablaba de otro pedido de vacancia.

El caso “Swing” podría quedar corto ante lo que se ha sabido respecto a quien se promocionaba como el plus ultra de la lucha contra la corrupción, como el que sacaba cara por el Perú ante tantos expresidentes, exministros, exalcaldes, exgobernadores y políticos de todas las tiendas ladrones y sinvergüenzas. ¿Qué dirán los escuderos del mandatario?