Desde hace varios días, el presidente Francisco Sagasti se encuentra en una especie roadshow llevando vacunas a distintas regiones del Perú para iniciar con el proceso de inoculación en adultos mayores.

La entrega de estas dosis eran un clamor generalizado a nivel nacional puesto que los peruanos veían cómo en Lima avanzaba la inmunización, incluso a personas que no estaban en el cuadro de prioridades, mientras el resto del país esperaba.

Entendemos que el proceso de vacunación depende de la cantidad de dosis que estén disponibles y de las facilidades logísticas para su traslado y almacenamiento antes de la inoculación en todo el territorio nacional, pero también creemos que es necesario empezar a masificar y, más que nada, descentralizar el proceso de vacunación.

El camino es y será largo, tendrá altibajos y estará marcado por miles de tragedias personales, pero si a eso le sumamos afanes desestabilizadores y medias verdades, como autoridades locales que inflan las cifras de dosis que llegarían a la región generando falsas expectativas, tampoco ayuda a preservar la calma.

El proceso debe seguir y, mientras llega nuestro turno, solo nos queda cumplir las medidas de control sanitario.