La decisión del Gobierno, de aplicar de manera unilateral todas las propuestas que presentó a los transportistas para que depongan la huelga que acatan, era estrictamente necesaria dado el entrampamiento de las negociaciones debido a lo irrisorio de los requerimientos que pedía el mencionado gremio para levantar su protesta.

Asimismo, el anuncio de hacer primar el principio de autoridad y restablecer el libre tránsito no solo es destacable sino algo que el Gobierno tiene y debe hacer. Los derechos de uno terminan donde empiezan los otros y las tomas de carreteras son un delito.

La imagen de un grupo de trabajadores sanitarios despejando las vías para que pueda circular una ambulancia grafica bien este punto que, además, se refuerza con la de los camiones cisternas que permanecieron atrapados en las vías sin poder llevar el valioso y escaso oxígeno medicinal que se usa para salvar vidas de los afectados por la COVID-19.

Los transportistas pueden tener razón en sus protestas, pero deben entender que hay situaciones que el Gobierno no controla, como el precio internacional del petróleo. Ante esto, los transportistas deben ser coherentes y sincerar su pliego de reclamos.