GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

En medio del desmadre político que vive el país mientras a través de los chats de “La Botica” vamos viendo cómo era manejada la mayoría parlamentaria por su lideresa, Keiko Fujimori, una buena noticia viene desde Trujillo con la puesta en marcha de la modernización del puerto de Salaverry, con una inversión total de 228 millones de dólares, lo que sin duda aportará al desarrollo de esa región, rica en productos de agroexportación y minerales.

Cuando en el 2010 llegué a vivir a Trujillo y conversaba con políticos y empresarios, no lograba entender cómo es que los espárragos, las alcachofas y los pimientos, que se producían en grandes cantidades en tierras que antes fueron las áridas pampas que rodeaban a la capital liberteña, tenían que viajar al Callao por vía terrestre para su exportación, pues el precario puerto de Salaverry no ofrecía las condiciones mínimas para los embarques.

Lo mismo sucedía con los minerales que se producen en la sierra de La Libertad, lo que sin duda elevaba los fletes y restaba competitividad. Es por eso que la modernización de Salaverry, ubicado apenas a 15 kilómetros de Trujillo y a 7 de la Panamericana Norte, es una gran noticia postergada por muchos años, durante los cuales el puerto ha languidecido pese a su enorme potencial y al gran aporte que podía darle al desarrollo de la costa norte.

El renovado puerto, que permitirá el arribo de naves de mayor calado, debido a que está previsto que se haga el dragado del canal de acceso para quitar la arena que desde hace años limita las operaciones, será una excelente oportunidad, también, para atraer cruceros y demás embarcaciones de pasajeros, que bien podrían ser llevados a conocer los atractivos de Chan Chan y la Huaca del Sol y la Luna, todo eso a pocos minutos de Salaverry.

El Perú necesita que el desarrollo llegue a las regiones con obras como las del puerto de Salaverry, que han estado abandonadas durante décadas pese a los beneficios que traen, incluso en la generación de empleo a nivel local y en la mejora de la atención en salud y educación, tal como se anunció ayer. La falta de voluntad política, la desidia, la incompetencia o quizá la corrupción no pueden imperar cuando hay mucho por hacer fuera de Lima.