Si hay un personaje que sin duda representa a la informalidad, el populismo, la improvisación, la falta de preparación académica de nuestra política, y también la irresponsabilidad con que suelen votar algunos peruanos, ese es sin duda Cecilia García, la congresista “estrella” de Podemos Perú, cuyo dueño es José Luna Gálvez, el hombre fuerte de Telesup, la universidad chatarra que tuvo que ser cerrada por no cumplir con los requisitos básicos de calidad para formar profesionales.

En lo personal siempre he creído que es una falacia eso de decir que porque antes teníamos en el Congreso a grandes señorones de la política que daban discursos impecables y hoy figuran en los libros de historia, estábamos mejor. Miremos bien el pasado y notemos qué país éramos en los años 40, 50, 60 u 80 (no menciono los 70 porque la dictadura del general Juan Velasco mantuvo cerrado el Parlamento). Obviamente, el Perú de esos años no era un paraíso.

Sin embargo, personajes como Cecilia García se fueron al otro extremo y hoy simplemente son una vergüenza. Vive dispuesta a todo para llamar la atención y quizá ganar votos para una futura postulación. Es la que años atrás se hizo “famosa” por su campaña “chapa tu choro y déjalo paralítico”. Ahora desde el Congreso propone incluso la devolución del Impuesto General a las Ventas (IGV) y ha sido capaz de preguntar de quién es el dinero que está en el Banco Central de Reserva (BCR).

Es la misma que el lunes último se puso malcriada con la ministra de Economía y Finanzas, María Antonieta Alva, a quien se puede cuestionar por su gestión e incluso censurar, pero no agredir verbalmente de una forma tan vil y grotesca como lo hizo esta “digna” representante del partido de Luna Gálvez y Daniel Urresti. Lamentablemente, esta clase de personajes eligieron los peruanos en los comicios de enero último en que, en teoría, se buscaba mejorar el nivel del Poder Legislativo.

Si esto ha sucedido antes de la pandemia, cuando no estábamos en un momento crítico como el de hoy, estemos muy atentos a la clase de legisladores que podrían ser elegidos en abril próximo. Las necesidades que genera la emergencia son muchas, y eso es terreno fértil para el surgimiento de populistas, demagogos, farsantes e improvisados que dicen que vienen a trabajar “por el pueblo”, cuando en realidad son personajes para el olvido, que nada aportan al país.