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La ministra de Economía y Finanzas, María Antonieta Alva, tiene ante sí el gran reto de hacer crecer la economía y de aliviar la pobreza de miles de peruanos en medio de una coyuntura más que complicada, con carga electoral y especialmente con la incertidumbre y las dudas que ha generado la disolución del Congreso, que para muchos es inconstitucional.

En julio último, el presidente Vizcarra ofreció un crecimiento del 3.5 del PBI para el 2019. Sin embargo, la realidad es otra, mientras que como telón de fondo tenemos paralizado el proyecto Tía María en el Valle de Tambo, al tiempo que MMG Las Bambas ha comenzado a parar sus operaciones ante el bloqueo de la vía, lo que le impide abastecerse de insumos para producir mineral.

Por si esto fuera poco, la ministra Alva ha sido puesta al frente del sector Economía a pocos meses de una elección parlamentaria nunca antes vista en el país, y en la que grupos políticos expertos en sabotear la inversión privada podrían lograr un buen número de escaños, al atribuirse la caída del rechazado fujimorismo legislativo.

En los 18 meses de gestión del Presidente es poco lo que se ha hecho en materia económica. Las proyecciones para el 2019 van a la baja sin excepción. Crecemos de a pocos, pero no es suficiente para un país con tantas carencias. Miremos cómo estamos en salud y educación pública. Sin trabas políticas a la vista tendrían que verse los resultados en los próximos meses. El Perú lo necesita con urgencia.