En los últimos días, mientras el país entero tenía los ojos puestos en la eventual vacancia del presidente Martín Vizcarra por los audios del escándalo y la vergüenza, en el Perú, desde el siete de setiembre último, se ha ido reduciendo la cifra oficial de fallecidos por COVID-19. Está por debajo de 150 y hacia la última semana ha bajado de 100.

Sin duda es un gran avance luego casi seis meses de cifras muy dramáticas. Sin embargo, esta luz de esperanza no debe llevar a bajar la guardia ni a las autoridades ni a los ciudadanos de a pie. Hoy más que antes debemos mantener los protocolos a fin de evitar más contagios.

Miremos lo que viene sucediendo en algunos países de Europa, en que ya se habla de una segunda oleada de contagios. España es una muestra de eso, tras haber levantado el confinamiento estricto de los primeros meses de la emergencia.

El Perú sigue siendo uno de los países con más contagios y muertes por coronavirus en el mundo, y hay mucho por hacer aún. Las cifras de las últimas semanas son positivas, pero sería un despropósito actuar con ligereza e irresponsabilidad en momentos en que los fallecimientos han bajado, pero no se han detenido.

Hay esperanza, pero esta debe ir acompañada de muchísima responsabilidad, más aún cuando se alista la Fase 4 de la reactivación económica.