Si alguien creía en el “deslinde” de Pedro Castillo cuando dijo que Vladimir Cerrón “no será ni el portero” de alguna institución del Estado en el caso que Perú Libre llegue al Gobierno, la realidad dice que esta frase solo era una estrategia para ganar los votos de los que se ubican al centro del escenario político y del antifujimorismo.

En las últimas horas nos hemos enterado, de boca de los congresistas electos de Perú Libre, que Cerrón se une con frecuencia con ellos y con Castillo para tomar acuerdos.

Además el parlamentario electo Guillermo Bermejo ha dicho que saluda los aportes y opiniones de otras agrupaciones y personas, pero todas tienen que encajar en el ideario de Perú Libre. “La experiencia de Vladimir Cerrón lo califica para ser parte del Gobierno”, agregó. Por supuesto, es una mala señal ya que esta corriente política es vertical, extremista y no cree en las libertades, cuando la mayoría del país aspira a que la política tenga apertura ideológica, democracia participativa y que se aliente la discusión para lograr mejores alternativas.

Muchos peruanos se preguntan, no sin angustia, cuánto más habrá que esperar para proclamar al nuevo presidente o presidenta. Sin embargo, creemos que la angustia mayor es avizorar un posible futuro próximo con Perú Libre y Vladimir Cerrón manejando a Pedro Castillo en el Gobierno. El problema se agudiza ya que el candidato presidencial no da una respuesta a la altura de las circunstancias. No maneja argumentos, es limitado y todos sus puntos de vista son lugares comunes.

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