En las últimas semanas hemos sido testigos del retorno de las lluvias y nevadas en diversas zonas del país. Con las precipitaciones también volvieron los huaicos, la destrucción de cultivos, el bloqueo de carreteras y las muertes.

Han pasado 11 días del 2020 y la cifra de fallecidos por los fenómenos climáticos ya supera la decena. La respuesta del Gobierno Central ha sido declarar emergencia en diversas zonas y enviar a los ministros en un road show a los lugares más afectados. Pero ¿solo se puede actuar cuando ocurre la emergencia? Recordemos que estos fenómenos climatológicos ocurren cada año y tienen diversas magnitudes. El Niño Costero de 2017 es un claro ejemplo y recién reaccionamos a él cuando el desastre llegó a Lima. La semana que pasó, la Contraloría emitió varios informes dando cuenta del uso de los recursos destinados a la reconstrucción luego de ese fenómeno y la gestión de estos fondos es francamente desalentadora. Chimbote, por ejemplo, solo usó el 21 % de los casi S/ 853 millones que tenía para este fin.

Entonces, ¿cuál es el problema? Hay dinero, pero parece que no hay capacidad para usarlo de manera eficiente y libre de corrupción. Mientras esto ocurre hay peruanos y peruanas que siguen muriendo.