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El presidente Martín Vizcarra, quien parece estar interesado solo en las reformas políticas que quiere que sean aprobadas tal como salen de Palacio de Gobierno, debería mirar un poco más allá y darse cuenta de que en nuestro país existen otros problemas que requieren urgente atención. Para muestra, dos botones: el problema de Las Bambas, que de agudizarse podría afectar más nuestras exportaciones, y las duras cifras de la anemia, que no logran ser controladas.

Hace dos días la Sociedad de Comercio Exterior (Comex) señaló que los volúmenes de salida de minerales se han reducido considerablemente. Un aspecto de esto tiene que ver con un factor externo. Eso es innegable. Pero no se puede dejar de lado el impacto de la reducción de los envíos de cobre al exterior por la situación conflictiva en Las Bambas, donde la tensión no se disipa. Cuidado con que se venga un nuevo bloqueo de la vía hacia Matarani.

El mismo día en que el presidente Vizcarra acudía al Congreso para reclamar por el rechazo de una de sus propuestas, las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI) arrojaban que entre 2017 y 2018 los índices de anemia en niños de entre 6 y 36 meses de nacidos se han reducido apenas en 0.1 por ciento. Es decir, nada. No hubo avance. Seguimos teniendo a millones de infantes peruanos imposibilitados de desarrollarse y ser competitivos.

¿Qué se está haciendo para acabar de una vez con el peligro latente de Las Bambas? ¿Quién está actuando ahí a nombre del Estado? ¿Quizá uno o dos viceministros? En cuanto a la anemia, si bien las cifras no corresponden a la gestión del actual mandatario, ¿será posible que el próximo año la cosa sea totalmente distinta? Hace poco el propio Poder Ejecutivo advirtió que no se estaba llegando adecuadamente a todos los niños afectados. ¿Esto ya fue solucionado?

Las reformas son importantes para el país, y “pechar” al alicaído Congreso quizá traiga un soplo de popularidad al Mandatario. Pero es necesario ir a los problemas de fondo. Ahí están Las Bambas y sus efectos en la macroeconomía, la anemia, la delincuencia, la reconstrucción del norte y demás situaciones que parecen permanecer en un segundo plano cuando vemos a un jefe de Estado haciendo gestos para la platea y dejando de lado la noción básica de lo que es la separación de poderes.