La doble contabilidad o “maquillaje” de la cifra real de muertos a causa de la descomunal pandemia que nos agobia, ha sido una ofensa que el nuevo gabinete ministerial parece estar dispuesto a corregir por más dura que sea la realidad. El miércoles último se ha dicho que hasta junio teníamos tres 688 fallecidos adicionales y que falta añadir a los que perdieron la vida en julio. Sin duda son números duros, pero, lamentablemente, es lo que hay.

El exministro de Salud, Víctor Zamora, se ha apurado en salir a los medios a decir que su gestión no ocultó nada ni que tuvo la intención de minimizar los efectos de la enfermedad en el Perú. Sin embargo, lo cierto es que desde marzo a la fecha se nos ha estado vendiendo gato por liebre, a pesar de que Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef), los gobiernos regionales y diversos estudios independientes advertían que existía una doble contabilidad de fallecidos.

De otro lado, sería bueno aclarar también la razón por la cual la gestión del exministro Zamora se empeñó en defender el rigor de las llamadas “pruebas rápidas” para de detección del COVID-19, cuando los cuestionamientos eran más que contundentes desde un inicio. Había que ver cuántas decisiones se adoptaron en base a resultados dudosos que incluso han costado vidas. No olvidemos el caso del excongresista Glider Ushñahua, por citar solo un caso.

Pero volviendo el asunto inicial, algunos integrantes del Grupo Prospectiva COVID-19 de apoyo al Ministerio de Salud ya venían advirtiendo el desfase. En junio dimos una portada citando declaraciones del doctor César Cárcamo, quien hablaba de 25 mil fallecidos. Sin embargo, el gobierno insistía con cifras mucho menores que por fin se van aclarando. Era imposible seguir tapando el sol con un dedo, especialmente cuando hay miles de vidas de por medio.

Sin duda, el sinceramiento de las cifras nos colocará entre los países con más muertos en el planeta, lo cual será un duro golpe, desde el punto de vista político, para el presidente Martín Vizcarra, siempre pendiente del aplauso y las encuestas. No obstante, seguir con el “subregistro” o “maquillaje”, premeditado o no, era una ofensa a los peruanos que han perdido a un ser querido en medio de la tragedia que nos golpea y que no da para las medias verdades.