Hizo muy mal el presidente Pedro Castillo en acudir ayer a la ceremonia por los 30 años de la captura del cabecilla senderista Abimael Guzmán llevada a cabo en la parte exterior de la Dirección contra el Terrorismo (Dircote), cuando es sabido que su gobierno está hermanado con la banda armada desde la campaña electoral.
Hoy tenemos prefectos y subprefectos con al menos cercanía con grupos terroristas, al tiempo que hemos tenido un ministro como Iber Maraví, quien hace pocos días ha estado en Palacio de Gobierno. No puede haber una postura firme contra el terrorismo si vemos situaciones como las mencionadas.
Por ir a la ceremonia, el presidente Castillo motivó la reacción de un grupo de policías en retiro que integraron el Grupo Especial de Inteligencia (Gein), quienes optaron por retirarse para no tener que compartir un acto con un mandatario que consta en los archivos de la Dircote por su proximidad con miembros reciclados de Sendero Luminoso.
Además, ningún policía podría sentirse a gusto en un acto que cuente con la presencia del profesor Castillo, cuyo gobierno acaba de liberar a un asesino de cuatro agentes como es Antauro Humala. En verdad ha sido una ofensa de parte del gobierno que más ha maltratado a la institución de donde salieron los héroes del Gein.