En las próximas horas debe verse en segunda instancia en el Poder Judicial el caso de la mal llamada “concentración de medios” que surge hace diez años tras la compra de los diarios que editaba Empresa Periodística Nacional (Epensa) por parte del Grupo El Comercio (GEC), una transacción comercial totalmente lícita entre dos privados que ha servido para inventar un gran mito sobre la falta de independencia de los medios que cambiaron de propietario, especialmente Correo y Ojo, que están bajo mi responsabilidad.
Yo era director periodístico de Correo antes de la compra. Asumí el cargo a inicios del 2013, nombrado por los anteriores propietarios, y sigo hasta la fecha con el GEC. ¿Hubo algún viraje en la línea editorial de este diario tras la adquisición de la marca? Jamás. Si se hubiera dado, yo y nadie más habría tenido que llevarlo a cabo, y eso nunca se dio, como también pueden dar fe nuestros editores y periodistas -muchos de los cuales tienen más de 20 años en sus puestos- y, sobre todo, los lectores repartidos en todo el país.
En casi 11 años que llevo al frente de Correo y desde hace unos meses también de Ojo, nunca nadie me ha dicho lo que debo publicar o no, o si tengo que orientar la información en tal o cual dirección, y eso que hemos pasado por coyunturas políticas complejas con presidentes derrocados, encarcelados y fugados, con el cierre del Congreso, un gobierno a cargo de un filosenderista y otras situaciones que guste o no, han sido informadas de acuerdo a una línea totalmente independiente y algunas veces incluso distinta a las de resto de diarios del GEC.
Hoy es absurdo hablar de “concentración de medios” cuando el GEC cuenta con solo seis diarios frente a los más de 75 que existen en todo el país, a los que se suman los medios digitales que hay en abundancia e incluso los contenidos que puede crear cualquier persona libremente desde su casa y con un celular. Ahora, si estas seis marcas gozan del respaldo del público a diferencia de otras, es por su calidad, independencia y credibilidad ganada a lo largo de muchos años -61 en el caso de Correo y 55 si nos referimos a Ojo-, gracias al trabajo de sus periodistas.
Sería peligroso que el Poder Judicial de un país libre interfiera en una operación comercial entre privados y sostenga que hay “concentración de medios” y que no existe pluralismo informativo, algo totalmente falso, tal como nos consta a quienes trabajamos con independencia en Correo y Ojo desde hace varias décadas, en mi caso desde el verano de 1993, cuando los redactores usábamos máquinas de escribir y salíamos a la calle con legendarios reporteros gráficos que cargaban rollos a color y otros en blanco y negro. No nos vengan con cuentos.