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En la reunión de presidentes de las cortes superiores de justicia del país, en Trujillo, hubiese sido bueno que quienes están encargados de velar por el debido proceso también propongan pautas para reducir la presencia de jueces supernumerarios. ¿Por qué tantos años están en dicha situación?

Conozco a jueces honestos -sobre todo con criterio- que se queman las pestañas para no defraudar a la población, porque su trabajo no es para beneficio propio sino para el resto; ellos se dan tiempo para estudiar sus casos y mantenerse en la corte. Sin embargo, también están los eternos suplentes que -con tan poca preparación- llevan años fungiendo de magistrados.

Me dicen que la falta de presupuesto en las entidades de justicia recorta la posibilidad de tener jueces titulares, pero no por eso los actores de un juicio tienen que padecer la falta de criterio de aquellos magistrados supernumerarios. Con el respeto que se merecen algunos de estos, la mayoría solo sirve para tapar huecos y no robustecer más la recarga procesal.

En setiembre del año pasado, una jueza supernumeraria tenía un caso importante: el video “Plata como cancha”, que involucraba al líder de APP, César Acuña. Su criterio habrá tenido para absolver a dicho político, pero me llamó la atención que esta magistrada tenía más de 12 años de suplente. ¿Cómo un caso tan emblemático podría recaer en sus manos?

La administración de justicia es compleja, sin duda; pero el Poder Judicial tiene una imagen deteriorada precisamente por casos como el que menciono. No es discriminatorio criticar la labor de algunos malos jueces supernumerarios; solo es la triste realidad que padecemos quienes alguna vez hemos pisado la corte por decir la verdad. 

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