Otro capítulo más de la lucha de poderes entre el Ejecutivo y el Legislativo acaba de producirse en nuestro país. La moción de censura a la ministra de Educación, Marilú Martens, presentada por la bancada de Fuerza Popular, ha sido respondida por el presidente del Consejo de Ministros, Fernando Zavala, con un pedido de cuestión de confianza. Es evidente que este será el choque más fuerte de los que han sucedido hasta el momento, ya que si la cuestión de confianza es rechazada por el Congreso de la República, se generaría una crisis mayúscula, porque tendrían que renunciar los integrantes del gabinete.

El afán fiscalizador y cierto oportunismo político han impulsado a los congresistas de Fuerza Popular a ser implacables con el Gobierno. El resultado es que en menos de un año las censuras y cuestionamientos del fujimorismo han generado la salida de tres ministros, sin contar que en breve podrían ocurrir más retiros, que pueden decantar en una gran crisis.

Fernando Zavala fue el más indignado con la moción de censura contra Martens y dijo que “esto forma parte de una conducta de socavar las políticas de Estado que busca implementar el Gobierno”. El mensaje es claro: para el oficialismo hay un alto grado de obstruccionismo de parte de la mayoría parlamentaria.

Una vez más la clase política recorrerá los escenarios del enfrentamiento, la división, los ataques y las disputas. Los planes y tareas para trabajar por el desarrollo del país quedarán a un lado, como tantas veces. Forjar un Perú mejor pareciera que no es la prioridad.