Denominar al año 2020 como el “Año de la Universalización de la Salud” es un compromiso bastante ambicioso que esperamos el gobierno pueda cumplir a cabalidad.

Esperamos también que a partir de esta declaratoria se sienten las bases para que todos los peruanos y peruanas tengamos acceso a salud de calidad sin tener que esperar por meses para sacar una cita en cualquier especialidad médica ni tener que recurrir a contactos, familiares o triquiñuelas para obtener una cama en los hospitales del Minsa o EsSalud.

Ya se dio un primer paso en este camino cuando el gobierno autorizó la afiliación al Seguro Integral de Salud (SIS) a toda persona sin seguro de salud residente en el territorio peruano, pero esta medida es insuficiente si no se cuenta con la infraestructura idónea para recibir a ese caudal de usuarios que, según cifras oficiales, suma más de 4 millones de asegurados.

Además de la infraestructura hace falta capital humano. Hay lugares del país que no cuentan con especialistas y los pocos profesionales de la salud que llegan hasta las zonas más alejadas lo hacen arriesgando su vida, como la joven serumista que falleció al intentar llegar a su centro de labores. Salud universal sí, pero con calidad.