GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

El partido Peruanos Por el Kambio (PPK) va camino a la extinción y, con ello, parece que las renuncias a la bancada continuarán. Esto es un signo más de que las agrupaciones políticas, en especial las que ejercen cierto poder en el Estado, no han sido fortalecidas sino, por el contrario, debilitadas.

En los últimos años han nacido organizaciones políticas con fecha de caducidad como parte del propio sistema: algunos solo forman grupos para llegar al poder, sin otro objetivo que copar el Estado y luego desaparecer; mientras que otros carecen de objetivos claros. Esta crisis de identidad solo nos llevará al descalabro institucional.

En el punto de PPK, vemos cómo el gobierno de Martín Vizcarra carece de un respaldo político en el Congreso de la República por dos cosas: primero, por haber heredado una administración de manera fortuita; y, segundo, porque el partido que lo llevó al poder es un híbrido elaborado para la ocasión.

Entonces, ahora vemos cómo se deshace por falta de liderazgo. Y es que, ante la salida de Kuczynski -quien tampoco era un líder-, Vizcarra no ha podido cohesionar al partido. Por el contrario, recibió un grupo fraccionado producto de decisiones tomadas sin consenso partidario.

Lo perjudicial de PPK es que el Gobierno se debilitará más si es que continúa perdiendo peso en el Parlamento. Si antes el primer ministro Villanueva, original de la agrupación APP, había dicho que no contaban con una bancada oficialista, con las sucesivas renuncias de Guido Lombardi, Salvador Heresi y Patricia Donayre (segundo partido que abandona), las cosas han empeorado.

Esta situación de los partidos no es exclusiva de PPK, pues también la padece Fuerza Popular, cuya mayoría en el Congreso se ha visto afectada por grupos de disidentes. Por eso, creemos que es momento de una reforma de los partidos.