No hay ciudad del país donde no exista un policía que no haya sido procesado por algún delito penal tipo robo, crimen, mafia, narcotráfico, estafa, corrupción, entre otros por separado o en conjunto. Antes había escrito al respecto, pero hubo algo que me llamó la atención, como aquella frase de que la institución policial no es una isla de los males peruanos, sino que los padece como otras entidades públicas y privadas. O sea, aplicamos esto: “mal de muchos, consuelo de tontos”.

Me vuelvo a expresar sobre la crisis moral de la institución que debe velar por la seguridad interna del país porque quiero tratar de entender el porqué ningún ministro del Interior habla de una reforma policial, un duchazo con lejía, una higiene ventral, un Bactrín directo a ese mal que tanto aqueja a la Policía. No lo hago por puro necio, sino que muchos criticamos, pero a la hora de los gallos pocos alzan su voz de protesta.

Y yo quiero protestar porque el ministro del Interior, José Luis Pérez Guadalupe, tampoco emprenderá una reestructuración de la institución policial que el nacionalismo mismo propuso. Recuerden que en el primer año del gobierno de Ollanta Humala volaron a todos los generales y nos quedamos con puro coronel a cargo de las direcciones territoriales. ¿Qué resultado tuvo esto? Solo un cambio de nombres, mas no en la estructura.

Quienes me llevan más de 10 años de edad extrañan la labor por separado de la Policía de Investigaciones del Perú, la Guardia Civil y la Guardia Republicana, trilogía institucional unificada en el primer gobierno de Alan García. Para muchos, tal vez, fue el germen de esta enfermedad que menoscaba la imagen de los uniformados, sobre todo de los buenos, que los hay también en cantidad. ¿Hasta cuándo continuaremos con este sistema?

No le queda mucho tiempo a este gobierno para grandes reformas, pero espero que la próxima administración traiga una propuesta efectiva. Los pobladores estamos cansados, peor aún, acostumbrándonos a conocer historias truculentas sobre malos policías. Un ministro del Interior, en mi opinión, debe saber la realidad de la entidad, no un funcionario que recién va a empaparse de cómo camina la misma. Esperemos qué pasa el próximo año.