La francachela legislativa va a pasar y, cuando esto ocurra, quienes sufriremos en carne propia la resaca de todas estas normas aprobadas a la paporreta seremos los ciudadanos que vamos a quedar a merced de un super Legislativo que no tendrá ningún contrapeso.
La democracia se sustenta en el equilibrio de poderes y el Congreso se ha encargado de desbalancear el débil arreglo, pegado con babas, que es la institucionalidad peruana y los responsables de todo esto son los actuales legisladores, no lo olvidemos. Aprovecharon el silencio cómplice de un Ejecutivo secuestrado y a una ciudadanía distraída en sobrevivir la crisis económica y cansada de las crisis políticas que ocurrieron una tras otra desde 2016.Lo peor de todo esto es que dejan a la ciudadanía indemne y lo que los actuales legisladores olvidan es que ellos, en algún momento, dejarán de ser autoridades y van a tener que responder a los electores por leyes que aprobaron con su voto o su abstención. Va a ser un duro despertar cuando, el 28 de julio del 2026 o cuando este Congreso decida que Dina Boluarte ya dejó de serles útil, nos encontremos con que la persona que ocupa palacio de gobierno no sea más que alguien que supo capitalizar el hartazgo popular y nos quedemos sin el último resquicio de gobernabilidad que queda en el país.