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A pesar de los esfuerzos que despliega la Policía Nacional, apoyada en algunos casos por las fuerzas del cuerpo de serenazgo que tienen ciertos gobiernos locales, la inseguridad avanza de manera peligrosa. Las noticias sobre robos, asaltos y la violencia con que se cometen estos hechos delictivos tienen asustada a la población de todas partes del país, en especial en aquellas ciudades donde se desborda el accionar de los facinerosos que sin escrúpulo alguno usan armas para cometer sus actos.

Han sorprendido la semana pasada las noticias divulgadas por los medios de comunicación sobre sujetos armados que a plena luz del día suben a unidades de transporte público para robar a los pasajeros, sin respetar género, edad y estado de sus víctimas. Son verdaderos salvajes que están llevando al país a una situación preocupante y que genera alarma y miedo.

Hay que reconocer la lucha que despliega la Policía para dar con el paradero de estos desalmados; empero, el número de efectivos no es el necesario y de ahí que en algunos lugares la inseguridad sea extrema y peligrosa, sin embargo, en ciertos barrios la conformación de juntas vecinales viene logrando resultados.

El último viernes, por ejemplo, un grupo de vecinos del barrio Mateo Pumacahua, en Miraflores, Arequipa, alertados ante un asalto que cometían delincuentes a una pareja en su vivienda, reaccionaron de manera rápida y ayudaron a reducirlos y entregarlos a la Policía.

Casos similares se están dando con mayor frecuencia, pero es necesario recordarles que su labor en este tipo de situaciones es de apoyo en la detención y no pueden llegar a extremos como querer hacer justicia con sus propias manos.