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El mayor temor del dictador Nicolás Maduro Moros es que las Fuerzas Armadas de su país decidan voltearle la torta y lo defenestren del cargo que usurpa. Por eso el levantamiento armado de más de 40 miembros de la Guardia Nacional Bolivariana en un cuartel en las afueras de Caracas, reducido a la hora de haberse emprendido, no es difícil suponer que será duramente castigado. La reacción represiva del régimen contra los valientes militares confirma a priori su inminente ensañamiento, pues en la idea de Maduro la intimidación es el único método para sostenerlo vigente. Pero nada es eterno. Los uniformados que decidieron rebelarse producirán un efecto dominó. Cuando los gobiernos de facto hacen crisis desde el propio militarismo que los sostiene, los desencadenamientos para apresurar sus caídas se vuelven inexorables. En otras palabras, cuando el río suena, es porque piedras trae. Venezuela está entrando en una etapa muy explosiva y todo lo que pase será de completa responsabilidad de Maduro y la cúpula militar que lo ampara. Una rebelión como la de ayer, donde han intervenido casi medio centenar de militares, coloca a Maduro en una situación muy difícil, pues la gente no se quedará de brazos cruzados. Ya mismo, mientras escribo esta columna, en Caracas y otras partes del país se vienen dando manifestaciones de protesta contra la dictadura. Los militares están sopesando seriamente la oferta de la Asamblea Nacional de otorgarles amnistía. Saben que al llegar la verdadera hora menguada para Maduro, ellos serán detenidos, juzgados y sentenciados con el rigor que las democracias imponen a los que asumen una actitud marginal con el sistema -aunque imperfecto- más certero de las sociedades modernas. De hecho ya existe una imputación objetiva en la Corte Penal Internacional contra Maduro y la banda de uniformados con el ambicioso Diosdado Cabello por delante. En los días que siguen, para precipitar su caída, las movilizaciones que se han iniciado deben ser permanentes y los países de la región deberían romper relaciones diplomáticas con Venezuela y bloquearlo económicamente. Vuelto paria, entonces, Maduro caerá por las buenas o por las malas.