Waldo para ministro

Quisiera tener la lucidez de Waldo Ríos para saber cómo regalar 500 soles a las familias pobres de Áncash. Con esas neuronas no me explico cómo es que no se le nombró antes ministro de Economía y Finanzas. Por favor, ni hasta en su juramento como gobernador regional deja de dictarles mentiras a la población que, cuando no reciba nada, de seguro buscará culpar a otros por esa frustración.

Quienes, ilusos, aún piensan que el gobernador regional tiene la fórmula ganadora para sacar de la pobreza extrema a los ancashinos, créanme que no es tan fácil disponer de las arcas públicas. No porque César Álvarez Aguilar hacía lo que se le venga en gana con la plata, den por hecho que el líder de Puro Áncash puede hacer lo mismo para el bolsillo de otros.

Los procedimientos para destinar dinero del canon minero a las familias de extrema pobreza no son un juego de firma y sello. Además, no basta con una sola rúbrica para disponer del dinero de todos, sino que por lo menos debe recibir el aval del Consejo Regional, que, al menos que esté integrado por locos, sus miembros desistirán de aprobar para evitar una futura denuncia penal por mal uso de los fondos públicos.

Así que no es tan fácil regalar dinero como Waldo Ríos lo divulga ante los moradores. El gobernador regional no administrará el dinero de una familia, como considera que es el presupuesto público; por lo tanto, sus seguidores no deben hacerse falsas esperanzas con recibir cada fin de mes los 500 nuevos soles libres de polvo y paja.

Lo que sí me causa extrañeza es que Waldo Ríos repita este mensaje en cada presentación frente a su público. Considero que el condenado por corrupción está cosechando odios en la población, específicamente, frente a las personas cuerdas que reprobarán esta propuesta de campaña.

Ya lo veo encabezando marchas contra el sistema, lanzando arengas contra quienes no quieren el progreso de los ancashinos, encadenándose en Palacio de Gobierno pidiendo una entrevista con el Presidente de la República. Todo para la tribuna, para aquellos que ahora lo aplauden y se frotan las manos pensando en su medio palo de soles.