La oposición en el Congreso casi alcanza los votos necesarios para censurar a Willy Huerta (actual ministro del Interior). De haberse dado, habríamos llegado a un nuevo récord de seis censuras en tan solo catorce meses de gobierno.
La espada de Damocles cayó sobre el ministro Huerta por incapacidad moral y falta de idoneidad para el ejercicio del cargo, tras los cambios abruptos en puntos claves de la Policía Nacional y el intento de remoción del coronel PNP Harvey Colchado de la jefatura de División de Búsqueda de la PNP.
La vía legal por la que concurrió la defensa del presidente para remover a Colchado, retornó a ellos como un búmeran, debido a la comprobación de la arbitrariedad cometida al solicitar un proceso disciplinario con pruebas poco fehacientes, lo que generó indignación en la opinión pública. Ahora es Harvey Colchado quien presentó una demanda de amparo contra el presidente en su defensa.
Pero todo parece indicar que, al cerrase la vía disciplinaria, desde el ejecutivo abrieron la vía administrativa para debilitar la labor de la división que lidera Colchado, creando un grupo de contrainteligencia a cargo del mayor PNP Manuel Arellanos Carrión, un personaje polémico que asistió a la reunión que sostuvo Martín Vizcarra con la fiscal provincial del Crimen Organizado, Sandra Castro, — y que llevaba el caso de Los Cuellos Blancos— en el domicilio del exmandatario en 2018; pese a todo esto, es que no se explica como la oposición no pudo lograr las mayorías suficientes y alcanzar esta censura exprés.