“Xenofobia” fue tendencia en las redes sociales los últimos dos días en nuestro país. Primero por la decisión del Gobierno de realizar control migratorio al ingresar al estadio Nacional, luego por las agresiones de la policía contra los jugadores venezolanos cuando regalaban camisetas a sus hinchas y finalmente por la presunta negativa de autoridades peruanas de suministrar combustible al avión que conducía a la selección “vinotinto” de regreso a su país.
Al margen de la mala imagen que dejó Juan Reynoso al frente de la blanquirroja, los que también han dejado una mala imagen son algunos peruanos que han demostrado las persistentes barreras que han caracterizado a un sector de nuestra sociedad, perpetuando estigmas y desconfianzas contra los venezolanos.
Yo he asistido a muchos partidos fuera del país, siguiendo a la selección peruana. En Estados Unidos, Argentina y Chile he sido testigo de la gran cantidad de compatriotas que van a alentar a la blanquirroja, entre ellos algunos indocumentados. Nunca vi un control migratorio en un estadio de fútbol tal como programaron el último martes la Policía Nacional y Migraciones. Sería bueno que nuestras autoridades asuman su responsabilidad y así replantear sus percepciones y prejuicios. No todos los venezolanos son delincuentes.
Veo fútbol, desde las tribunas, desde que tengo seis años de edad. Tampoco vi en mi vida que los efectivos policiales agredan a los futbolistas por acercarse a sus hinchas y regalarles sus camisetas. Esto para mí es inverosimil.
Las reacciones desde Venezuela no se hicieron esperar. El presidente de la Asamblea Nacional, el ministro de Juventud y Deportes, el titular de la Federación Venezolana de Fútbol, entre otros, condenaron los hechos calificados como “discriminatorios y xenófobos” y emitieron comunicados de protesta, a su vez, pidiendo sanciones deportivas para nuestro país.
No podemos ignorar lo muy malo que hemos visto con ocasión de un partido de fútbol, pero pensar que en esos vergonzosos incidentes estaban en juego la cultura, la decencia y los valores de todo el Perú es tan desubicado como malvado. Por ello, no podemos aceptar la desatada campaña contra nuestro país, como si aquí hubiéramos inventado la violencia, el descontrol y la xenofobia.