GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3
GF Default - Imported ANS Video id=8fad72e5-655c-428e-943a-9ce73bbf09d3

Ha sido muy oportuna y necesaria para el país la difusión de los audios que han mostrado a todos los peruanos la conducta de ciertos miembros del Poder Judicial y del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM). Sin embargo, es vital no dejar de poner atención al caso “Lava Jato”, que hasta donde se supo andaba con serias dificultades en el Ministerio Público, al extremo que peligraba la “colaboración eficaz” de algunos exfuncionarios de la empresa corruptora Odebrecht.

No se puede permitir que el escándalo que hoy agobia a los peruanos genere alivio en los expresidentes, exministros y exfuncionarios que recibieron dinero de los brasileños a cambio de adjudicarles obras públicas. Este caso de megacorrupción, que hoy parece apartado de la atención, no puede ser dejado de lado mientras día a día seguimos escuchando los audios que están generando un lío político de gran magnitud.

Tengamos en cuenta que mientras esto sucede y el país se indigna, el expresidente Alejandro Toledo, acusado de recibir una coima de 20 millones de dólares, ahora está alegando un alto grado de corrupción en el sistema judicial peruano a fin de impedir su extradición de Estados Unidos. Parece que el hombre que hace año y medio está en condición de prófugo tiene muy presente el dicho que afirma: “A río revuelto, ganancia de pescadores”.

Es preciso recordar que el caso “Lava Jato” ha implicado a muchísimos exfuncionarios, de reyes a pajes, que hicieron posible que empresas corruptoras ganen licitaciones públicas a cambio del pago de coimas. Sin embargo, hasta el momento no hay sentencias. Los únicos “peces chicos” que están presos, entre ellos un exviceministro y su pareja -una exvoleibolista-, no tienen ni siquiera una acusación del Ministerio Público.

El país experimentaría un gran retroceso en la lucha contra la corrupción si toda la mugre que está emanando de nuestro sistema de justicia tras la difusión de los audios del escándalo hace que se deje de lado la investigación generada por las constructoras brasileñas y ciertos funcionarios corruptos. Es de esperarse que la turbulencia de estos días no permita a los delincuentes de alto vuelo evadir el brazo de la justicia.