Pienso que ya basta, aunque sea verdad que los piuranos hemos hecho suficientes méritos para andar en la boca presidencial. Nuestra mala fama comenzó como electores, con los congresistas fujimoristas y luego con el gobernador y alcaldes de lujo que ostentamos, inigualables en eficiencia y capacidad de gasto en la inversión pública. Con nuestra irresponsabilidad en la disciplina para cumplir con la cuarentena y toque de queda. Y ahora, alcohólicos y borrachines, comprando chelas porque esta es la idea: “a chupar, a chupar, que el mundo se va a acabar”. Puede ser cierto que, como ya no tenía mucho nuevo que decir, el presidente nos haya dedicado tantos minutos por hacer lo que ocurre en todo el Perú, porque es el escándalo, y no el pecado, el que hace daño y el que se condena. Está bien que el presidente haya comenzado a espaciar sus exposiciones informativas. Al comienzo, la cotidianidad le dio impulso y buena imagen, pero todo cansa y todo agota cuando ya no se necesita. Lo que sí está haciendo falta son conferencias de prensa de verdad, con periodistas de verdad, con preguntas y repreguntas de verdad, virtuales o presenciales. Las conferencias de prensa no son para escuchar lo que todo el mundo puede leer en las páginas de los ministerios o en sus post en las redes sociales. Las reuniones con periodistas son para responder precisamente sobre aquellos temas que los funcionarios públicos no quieren que se sepan. También para enterarse (mediante las preguntas) de asuntos sobre los que deberían prestar atención, y todavía no lo han hecho. PD: Un consejo hasta de un conejo: use sólo jean y botas cuando salga al campo, para todo lo demás, traje con corbata. Usted es el presidente de la República.