Hace rato, no ahora, que la actuación de la fiscal de la Nación, Zoraida Ávalos, deja más dudas que certezas. Ayer no le quedó más remedio que destituir del Equipo Especial del Callao, que investiga a “Los cuellos blancos del Puerto, a las magistradas Rocío Sánchez y Sandra Castro cuando la sangre ya había llegado al río de la putrefacción y el país asistía indignado a un escándalo más de protección encubierta y citas aceitosas. ¿Creerá Ávalos que nos vamos a creer el cuento de que se enteró de la reunión por la columna de ayer de Ricardo Uceda?

Hace meses se sabía que Castro y Martín Vizcarra eran vecinos en un condominio y que esta era una informante subrepticia de aspectos sensibles de la investigación -como los operativos- que hacía llegar a quien entonces era el presidente de la República. Hace meses, Vizcarra, en un programa dominical, señaló que Toñito Camayo, el del ron Zapaca, no lo había implicado en ningún hecho ilícito, más allá de las fotos “anecdóticas” reveladas por Correo.

¿Cómo lo supo? Y ahora, ¿por qué la fiscal Sánchez se atreve a decir que Ávalos estaba al tanto de las reuniones Castro-Vizcarra?  Por si fuera poco, en la cúspide del Ministerio Público se tiene a quien el investigado José Luis Cavassa, según su propia versión, se jacta de haber ayudado a nombrar como fiscal suprema, en 2013, con los extendidos tentáculos de corrupción que mantenía en el Consejo Nacional de la Magistratura. ¿Hay más? Por supuesto. ¿Por qué tanta lentitud en la pesquisa de Germán Juárez Atoche con el caso del Hospital de Moquegua y Lomas de Ilo?

Pruebas, testimonios, documentos tienen cerrado un caso en el que no hace falta más que abrir juicio oral y emitir sentencia, pero, al parecer, todo avanza al ritmo parsimonioso de Ávalos, que seguramente tendrá listo el caso del “Vacunagate”, que debería ser sumarísimo, para cuando no queden rastros del COVID-19 y todas sus variantes en el planeta tierra.

La señora Ávalos pide que le muestren pruebas de que ella apoya a Vizcarra y señala que hay mafias que buscan desprestigiar al Ministerio Público, pero la verdad es que el MP se desprestigia solo y continuará en ese triste camino si la Junta Nacional de Justicia (JNJ), con todas las  atribuciones y elementos que tiene, no expectora de la Fiscalía de la Nación a una fiscal anodina, ineficiente y bajo más de una seria sospecha; a la lideresa de una institución que no ha sido capaz de realizar una sola denuncia del caso Lava Jato.

La pregunta para la presidenta de la JNJ, Luz Inés Tello, es si Ávalos no es sinónimo de probidad ni eficiencia, ¿qué hace en la cabeza del Ministerio Público?