Durante el día o la noche, las principales plazas las calles de nuestro puerto son recorridas por jóvenes amantes de los saltos acrobátic o s subidos sobre un trajinado skate. En los oídos llevan unos audífonos conectados a un celular con Mp3, la música de f o n d o precis a que le imprime más vitalidad a sus temerarios saltos. A un skater no le importa la altura a superar o romperse uno que otro hueso durante sus saltos. Los accidentes suceden y las caídas son parte del oficio. Los policías municipales suelen echarlos de las plazas, pero siempre se las ingenian para encontrar un lugar donde realizar unos buenos saltos que les parezcan 'pro'.