El cambio climático ya viene teniendo un impacto negativo en la economía del Perú, debido a las innumerables pérdidas de cultivos, glaciares y biodiversidad que, en su conjunto, son la médula del desarrollo agrario. Las zonas rurales son las que más padecen el problema, dado que cultivos como papa, maíz o arroz no tienen resultados productivos favorables.
Una de las grandes consecuencias del cambio climático es que altera los ciclos de lluvias. Antonio Zambrano, coordinador de Energías Limpias del Movimiento Ciudadano Frente al Cambio Climático (Mocicc), explica que "la mayoría de los cultivos de nuestro país se benefician o fundamentalmente se riegan por aguas directamente de lluvias”. Y dichas precipitaciones deberían presentarse durante las temporadas de verano; sin embargo, ello ha ido variando con el paso del tiempo. Además, el aumento de la temperatura ha generado que algunos vectores de enfermedades afecten a diferentes cultivos. "Los escarabajos, hongos e insectos, que transmiten enfermedades, se reproducen más intensamente”, agrega Zambrano.
Por otro lado, producto del calentamiento global, en los últimos 30 años se perdieron alrededor de 50% de los glaciares en el territorio peruano. Ello ha perjudicado directamente a las poblaciones que dependen del agua subterránea almacenada gracias al deshielo de los nevados que se produce cada año.
"La sierra peruana se ve afectada. Aunque no solo la sierra, sino también todas las comunidades que utilizan estas aguas, en principal en la cuenca del Pacífico”, manifiesta el experto del Mocicc.
En la Amazonía, los problemas son muy diferentes. Si en el lado occidental de los Andes se registran cifras alarmantes sobre escasez de agua, en el oriental se producen inundaciones.
En la segunda mitad del siglo XX, las inundaciones en la cuenca amazónica afectaron no solo cultivos, sino también carreteras, trenes y algunas hidrovías.
Evidentemente, más calor también significa una mayor proliferación de enfermedades, como el dengue, la malaria y la chikungunya.
COP25
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de este año (COP25), que se desarrolla en Madrid (España), es una cumbre de carácter consultivo que aboga por la adopción de un modelo de desarrollo económico verde e inclusivo.
El viceministro de Desarrollo Estratégico de los Recursos Naturales, Gabriel Quijandría, acompañado de su equipo de negociadores, se encuentra en la COP.
La delegación peruana tiene dos misiones. La primera es buscar un mecanismo para introducir los derechos humanos de los pueblos indígenas y los territorios en las negociaciones del Acuerdo de París. La segunda pasa por discutir la vulnerabilidad de los países en el sur y la necesidad de conseguir fondos para que los mecanismos de financiamiento climático ayuden a adaptarnos al calentamiento global.
En general, el objetivo mundial es evitar que la temperatura global se eleve más de 2 °C; de lo contrario, se prevén consecuencias funestas para países como el Perú, uno de los más sensibles a la problemática climática. De hecho, ya el 67% de los desastres que han ocurrido en el Perú se relacionan con los fenómenos climáticos, según información del Ministerio del Ambiente.