Muy tarde fue su reacción cuando al comunicarse con su sobrina, ésta le manifestó que nunca había viajado a la capital imperial y tampoco fue víctima de robo alguno.
Este hecho se registró cuatro meses atrás y hasta la fecha no está resuelto, al igual que otras denuncias por el mismo delito, porque el principal problema es el levantamiento del secreto de las comunicaciones que debe ser autorizado por la instancia judicial respectiva a pedido del Ministerio Público.
Además de las estafas, se suma el sonado robo de las dos cajas fuertes sustraídas del Gobierno Regional de Apurímac, en mayo del 2014, el cual está entrampado porque hasta el momento los tres celulares requisados permanecen en custodia sin analizarse sus contenidos.
El expediente principal de la investigación se encuentra en la fiscalía provincial y pese al tiempo transcurrido no se han efectuado las diligencias solicitando la intervención telefónica que permita encontrar vínculos entre los involucrados y conlleve a nuevas pistas.