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Chabuca Granda fue sin duda alguna una de las más grandes compositoras de canciones del siglo XX en el Perú. 03 de setiembre de 1979. Foto GEC Archivo Histórico
María Isabel Granda Larco nació un 3 de setiembre de 1920 en Las Cotabambas Aurarias, asiento minero ubicado en el distrito de Progreso, en la provincia de Grau, departamento de Apurímac. Su padre fue Eduardo Granda y San Bartolomé, quien era ingeniero de minas y su madre Isabel Susana Larco Ferrari de Granda. En 1923 la familia se mudaría a Lima, cursando sus estudios en el Colegio Sagrado Corazón. A los doce años descubrió su vocación por el canto y durante su juventud ingresó a la Asociación de Artistas Aficionados, participando en teatro y ópera. Junto a Pilar Mujica formó el dúo Luz y Sombra cantando música mexicana.
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Como artista, tuvo una trayectoria muy fructífera durante tres décadas, atravesando por diversas etapas creativas. 11 de enero de 1963. Foto GEC Archivo Histórico
Luego junto a las hermanas Martha y Rosario Gibson conformó un trío presentándose en Radio Miraflores y Radio Nacional. Pero su carrera como compositora se inició en 1948 con el vals “Lima de Veras”, seguido de “Callecita encendida”, “Zaguán” y la marinera limeña “Tun tun…abre la puerta”. A partir de una extraordinaria susceptibilidad musical, Chabuca Granda compuso más de un centenar de canciones, centradas en el folclore y en la historia del país. A lo largo de su carrera como compositora trabajó diversos ritmos como el tondero, el vals criollo y los ritmos negroides.
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Chabuca era la elegancia hecha canción. 03 de junio de 1963. Foto GEC Archivo Histórico
Entre los discos más representativos se encuentran La flor de la canela, Fina estampa, José Antonio, Bello durmiente y un extenso repertorio que, hasta hoy, diferentes artistas a nivel nacional e internacional continúan interpretando. Compositora inagotable, de una retórica personal, que encontraba sus versos entre los “chalanes” o jinetes de caballos de paso, en las mujeres negras que paseaban airosas por los callejones del Rímac, entre los gallos de pelea de las plazas o en los rincones del barrio bohemio de Barranco, Granda infringió los géneros de la canción criolla que tocó sin traicionar su esencia. Su interpretación de valses, marineras o zamacuecas hacen que, se le considere , una artista innovadora y tradicional al mismo tiempo.
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Su fama rebasó fronteras y es una de las compositoras más conocidas a nivel mundial. 03 de junio de 1963. Foto GEC Archivo Histórico
Su fama rebasó fronteras y es una de las compositoras más conocidas a nivel mundial, viajando constantemente por toda Iberoamérica. Varios cantantes interpretaron sus composiciones, como Caetano Veloso y Celia Cruz con Fina estampa, o Plácido Domingo, Bola de Nieve y Julio Iglesias con La Flor de la Canela. Su labor investigadora y difusora de nuestra música constituye un legado eterno. A 101 de su nacimiento, su herencia en la historia artística de América Latina, ha sido inmenso, tanto en lo musical como en lo poético. Contaba en sus canciones las cosas que vivía, le cantaba a Lima y al Perú que tanto amaba, a sus calles, a su geografía, a sus amores y desamores, a sus sueños. Le cantaba a la vida entera, las imágenes y sentimientos que le brotaban del corazón.
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Chabuca, su labor difusora de nuestra música constituye un legado imperecedero. 10 de abril de 1967. Foto GEC Archivo Histórico
El reconocimiento del mundo a la obra de Chabuca Granda la transformó en una de las peruanas más importantes del siglo XX, y le ha valido un lugar en la memoria de todos los peruanos como un ícono a nivel artístico. Nuestra Chabuca, abrazó la muerte el 8 de marzo de 1983 en Miami, Estadios Unidos; tras una delicada enfermedad. Su legado es resguardado escrupulosamente por la Asociación Chabuca Granda, integrada por su hija Teresa Fuller Granda y su bisnieta Maccarena Becerra, entre otras personalidades.