Foto: Minsa
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Las pruebas rápidas o técnicamente llamadas serológicas no son utilizadas en Chile para encontrar a la población infectada por el COVID-19, sino para controlar el estado de los pacientes ya contagiados y que están a punto de salir del aislamiento.

Su aplicación, según Jaime Mañalich, ministro de Salud Pública de Chile, solamente será complementaria a las pruebas moleculares, debido a que no “sirven para hacer un screening (pacientes infectados pero sin síntomas) general de la población”, es decir, un mapeo total de infectados para acorralar al virus.

Resultados. A inicios de este mes de abril, el titular de ese portafolio desaconsejó el uso de las pruebas rápidas en un diagnóstico porque tienen un alto riesgo de inexactitud, a tal punto de arrojar falsos positivos o negativos en las personas.

La autoridad sureña también indicó que hasta hoy, su gobierno solamente ha evaluado la aplicación de los test rápidos “para etapas posteriores de la enfermedad en los pacientes”, así como en situaciones que requieran poner fin a los aislamientos.

Ayer, en conferencia de prensa, el Gobierno chileno informó que su población cuenta con 9.252 casos confirmados de COVID-19 y 116 fallecidos a causa de la infección.

Cabe indicar que Chile no ha utilizado ninguna prueba rápida para detectar la infección a nivel poblacional, sino por el contrario ha hecho uso de las pruebas moleculares.

Presión. En ese contexto, el exdirector del Instituto Nacional de Salud (INS) Ernesto Bustamante reiteró que estas pruebas rápidas no dan indicativos de 100% de efectividad en los pacientes.

En Willax TV, sostuvo que en el Perú hay actualmente posibilidades de adquirir pruebas moleculares y entidades dispuestas a procesar sus resultados.

El especialista indicó que no se entiende por qué el gobierno está prefiriendo un criterio político a uno técnico para enfrentar la pandemia.