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El avestruz está triste, muriendo de hambre y asustado. Hace días que mataron a sus amigos “Lucas” y “Bicho”, avestruces también, y ahora lo buscan a él. ¿Quienes? Unos perros asesinos que han devorado a más de una decena de estos animales que viven en la estación experimental del Mantaro de la Universidad Nacional del Centro del Perú (), en  ¿Por qué? ¿Acaso no las cuidan? ¿De qué viven? ¿Para qué sirven? Vayamos hasta allí.

LA CASA. El lugar donde se crían es una cerca de alambres rotos, puntales caídos y poca agua. Su cuidador, don Manuel Cuadrado cuenta que las 8 que sobreviven tienen 12 años y ya no ponen ni un solo huevo por su mala alimentación. Cada una come 6 kilos de alfalfa y dos de concentrado. “Pero entre estos días no le han dado nada. Ni la alfalfa han cortado”, cuenta otro trabajador del lugar.

Tampoco pueden reproducirse. Se necesita una incubadora artificial que las autoridades de la UNCP no quieren comprar. “Para nada tienen plata, les hemos pedido 10 mil soles qué les cuesta a ellos”, señala Manuel. La estación experimental tiene 80 hectáreas (50 son aprovechables para siembra.) Pero la mayor parte de lo que se siembra allí ni siquiera es para la universidad. Esta es la analogía: Si por una hectárea arrendada por 3 meses se paga casi 3 mil soles. De las 50 que hay, ¿cuánto tendría de ingreso la estación? Podría dar algo más para la alimentación de estos animales. Sí.

PARA QUÉ. Ellas llegaron de Arequipa hace 10 años traídas por el ex vicerrector, Víctor Cerrón. La idea era reproducirlas, aprovechar su fino plumaje (para chalinas, vestuarios, etc), sus huevos (su cáscara como artesanía), su carne, toda una industria. Incluso cada huevo era vendido a 64 soles. Llegaron 20 desde y hoy quedan 8. Intentamos preguntarle al rector de la UNCP, Jesús Pomachagua pero dijo que no sabía nada y colgó el teléfono. Por su parte el vicerrector administrativo, Carlos Prieto señaló que sí existe un presupuesto para estos animales y que deben pedirlo. “Es responsabilidad también de la empresa de seguridad del lugar que no tiene cuidado”. Y añadió que si bien se han entregado dinero a veces los funcionarios no ejecutan los proyectos.

FIN. En cada avestruz muerta se perdió alrededor 2 mil dólares. En la época que recién llegaron, casi 30 mil visitantes acudieron a verlas. Ahora, según Carlos Prieto, piensan mandarlas al zoológico o otro lugar porque ni la facultad de Zootecnia, encargada de ellas, se preocupa. Ellas tal vez prefieran no haber sido avestruces.

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