Nino Mirones : El señor de los cuentos andinos
Nino Mirones : El señor de los cuentos andinos

Ha recorrido varios países y pueblos escuchando historias. Narraciones populares del zorro, la oveja, el cuy, tantos animales y a través de su narración les ha dado vida. Le ha agregado música, voces, alegría y con ello intenta recuperar la memoria de los pueblos. Nino Mirones volvió a su tierra, Huancayo, a presentar su espectáculo antes de viajar a México. Con más de una década dedicada a este arte, nos habla de su experiencia.

¿Quién es un cuenta cuentos? 

Un narrador oral o un cuenta cuentos es una persona que transmite las historias de los pueblos a través de la palabra. No es una obra de teatro, porque en la obra de teatro, los actores construyen personajes. En la narración oral el narrador muestra su personalidad, trata de ser lo más neutral posible para que el público pueda disfrutar a través de la imaginación. Para ello el narrador se vale de varios instrumentos: voces, secuencias, la música. Es un espectáculo diferente. Una cosa es leer un cuento y otra cosa es contar una historia.

¿Cuál es la esencia de ésta narración, brinda algún mensaje, divierte? 

Todos los cuentos populares fundamentalmente encierran muchos valores. Y la idea de contar cuentos es porque a todos, absolutamente a todos, nos gusta escuchar historias porque encierran mucha sabiduría. Dentro de estos personajes que pueden ser animales o personas está encerrada la sabiduría del pueblo. Escuchar historias es un viaje al imaginario de cada uno

¿Cómo nace esta vocación de contar historias? 

Yo soy de profesión actor y pedagogo teatral. Radiqué por muchísimos años en el Cusco y fui profesor en un jardín de niños y en algunos colegios. Y como profesor de teatro siempre contaba cuentos a mis alumnos para motivarlos a la lectura motivarlos, a la creación, y de un tiempo me di cuenta que tenía un bagaje bastante amplio de cuentos, de historias. Empecé a participar de festivales, aprendí muchísimo y desde entonces viajo por muchos países, pueblos barrios, comunidades llevando cuentos e historias y siempre mi propuesta tiene que ver con el mundo andino y donde llevo la palabra llevo un poco la magia de los andes.

¿Cuánta riqueza en narración oral tiene Huancayo en comparación a otros países? 

En el mundo andino todo se explica a través de los cuentos. Cada puquio, cada catarata, cada montaña sagrada, cada apu, se explican con los cuentos con los mitos con las leyendas. Hay un mágico mundo encerrado en el mundo andino poniendo el ejemplo de Mama Ocllo y Manco Capac que salen del lago sagrado, cómo se fundó Huancayo o los amores prohibidos: se escapan el hombre y la mujer y se petrifican y queda un amor eterno; todo se explica a través de los cuentos. Esa es una cosa interesante que tenemos en el Perú. Pero al mismo tiempo sucedió una anécdota te cuento. Yo, dentro de mi espectáculo, cuento Fiesta en las Nubes que es la historia del zorro y el cóndor en una fiesta; esta misma historia existe en Costa Rica pero no es un zorro y un cóndor, es un coyote y un águila, pero es la misma historia. Entonces te das cuenta que los cuentos no le pertenecen a nadie, los cuentos son viajeros, le pertenecen al cosmos.

¿La literatura moderna ha sabido acoger estas narraciones o cuentos? 

Hay una diferencia entre los cuentos populares y los cuentos de la literatura, que le pertenecen a un autor. Los autores generalmente escriben historias con palabras más técnicas, y para mi particularmente es más difícil narrar un cuento de autor. Pero hay que respetar cómo el autor ha escrito para contar el cuento. Por otro lado un cuento popular es una literatura más liviana, tiene más anécdotas, la historia es bien simple: alguien está en contra de alguien, alguien quiere algo y encierra, lo que te decía al principio, toda esa sabiduría popular. Y la idea mía es rescatar la memoria de los pueblos.

¿Huancayo se está olvidando sus historias? 

Sí. A medida que crece la ciudad se va perdiendo, se va globalizando todo. Ya no hay esa tradición de contarse cuentos, otra vez. Las familias ya no se cuentan historias porque con la vida agitada que tenemos, los chicos en el colegio tiene que ir en la mañana, en la tarde tiene talleres, ya no está como en los viejos tiempos, el momento familiar. Donde las abuelas contaban historias en la casa, o donde simplemente se contaban lo que sucedió en el día, y de alguna forma está afectando a nuestra rica tradición oral.

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