Desde mediados del siglo pasado, un joven ingeniero y arquitecto egresado de la UNI con una gran visión de futuro empezó a sustentar en cuanta tribuna le permitieron la necesidad de ejecutar un conjunto de proyectos innovadores para Lima, que ya empezaba a ser asfixiada por la creciente migración, el pesado tráfico vehicular, la falta de aprovechamiento de su costa y la ausencia de un plan de desarrollo urbano. Este joven profesional respondía al nombre de Ernesto Aramburú Menchaca, y con el paso de los años y la experiencia adquirida en la gestión municipal se convertiría en el directo impulsor de proyectos verdaderamente revolucionarios para la capital en los años 50 y 60. Sólo su conocimiento y visión de futuro le permitieron adelantarse a su época y proponer soluciones a los problemas que incluso hoy agobian a los vecinos de Lima. Este visionario falleció el pasado 2 de mayo y recibió un homenaje de la Municipalidad de Miraflores. Fue el promotor del circuito vial de la Costa Verde, de la Vía Expresa del Paseo de la República, de los puentes Santa Rosa y Ricardo Palma -que unen a Lima con el Rímac-, de las Ciudades Satélites de Puente Piedra, Vitarte y Ciudad de Dios para destugurizar la ciudad, de la idea de aprovechar las playas de la Costa Verde para el esparcimiento de los limeños, de un viaducto subterráneo entre las avenidas Tacna y Abancay (que nunca se hizo), entre otros. Qué duda cabe ahora, 60 años más tarde, de que los proyectos de Aramburú Menchaca siempre fueron ideados pensando en el futuro de Lima. Aunque su aporte al desarrollo de la capital no ha sido reconocido en su verdadera dimensión por las autoridades municipales y el gobierno central, su reciente muerte deja a Lima sin uno de sus urbanistas más notables. ARQUITECTO FUTURISTA. Con la experiencia acumulada como arquitecto en los ministerios de Fomento y de Guerra y como inspector de Obras Públicas en las municipalidades de Pueblo Libre, Miraflores y Lima, Aramburú Menchaca inició a mediados de 1950 la cruzada para integrar la ciudad con el distrito del Rímac. De este modo, el 30 de agosto de 1960 se inauguraba el puente Santa Rosa, que se convertía en una prolongación exacta de la amplia avenida Tacna. Dieciséis meses más tarde, el 18 de enero de 1962, se abría al tránsito el puente Ricardo Palma, que se vinculaba con la Alameda de Acho y los barrios bajopontinos. Sobre estas obras, afirmó: “Los puentes Santa Rosa y Ricardo Palma son como brazos que tiende la ciudad de Lima para darle vida al distrito del Rímac y para unir las carreteras central y del sur en el menor tiempo posible con la del norte”. Una de las primeras iniciativas de Aramburú Menchaca cuando ocupó el cargo de inspector de Obras de Lima fue intentar resolver el tránsito en el Centro Histórico mediante la construcción de una arteria o túnel subterráneo con 12 pistas que conecte las avenidas Abancay y Tacna a través del jirón Cusco. Aunque se emitió la Resolución Suprema Nº124 el 1 de agosto de 1958, la obra nunca se ejecutó y Lima se quedó sin escaleras, rampas, casas comerciales y otros. También consideró de vital importancia la descongestión de la ciudad y resolver el problema de los pueblos jóvenes y tugurios. Mediante el proyecto de las Ciudades Satélites, los migrantes de Lima se ubicarían en espacios ordenados y con los principales servicios en Ciudad de Dios, Puente Piedra y Vitarte. COSTA VERDE Y “ZANJÓN”. Aramburú Menchaca señaló desde 1950 que “Lima le da la espalda al mar”. Para superar esto, se vio la necesidad de estabilizar los barrancos y ganar playas al mar con miras a unir todo el litoral entre Chorrillos y La Punta. Casi 60 años más tarde se continúa con este proyecto pionero bajo la denominación de “Bahía de Lima”. Sin embargo, el “padre de la Costa Verde” no sólo se preocupó de bosquejar el nuevo paísaje del circuito de playas, sino que invirtió gran parte de su vida y dinero en realizar pruebas y estudios que demostraran la factibilidad del proyecto. Después de bastante tiempo de lanzada la idea, sólo el circuito vial es una realidad, mientras que el desarrollo de la bahía está aún por concluir. Otro proyecto vital para Lima que planteó Aramburú Menchaca fue la construcción de la Vía Expresa del Paseo de la República, popularmente conocida como “Zanjón”. Su diseño a tajo abierto provocó incontables conflictos en su momento, pero el tiempo terminó por darle la razón, pues se ha convertido con los años en la alternativa vial más ágil para conectarse con los distritos del sur de Lima. La integración de la Vía Expresa con la Costa Verde a través de la bajada de Armendáriz fue uno de los aciertos más importantes de los proyectos impulsados por el arquitecto Aramburú Menchaca, debido a que desde su apertura benefició a millones de conductores limeños. Sistema de la Raqueta Otro proyecto visionario de Aramburú fue la propuesta del sistema de la “raqueta”, que hubiera permitido racionalizar la circulación de los vehículos por el centro de Lima, a fin de proteger al peatón de la congestión vehicular y la contaminación diaria. Esta iniciativa ordenaba el flujo vehicular de un modo parecido a una raqueta de tenis que se iniciaba en Paseo de la República (mango), subía por la avenida Abancay, seguía por el malecón Rímac, bajaba por la avenida Tacna y retornaba al Paseo de la República (mango) en pocos minutos (ver infografía). De esta manera, los conductores no ingresaban al Centro Histórico de Lima sino que lo rodeaban en breves minutos, mientras que los peatones se dirigían a las avenidas Abancay o Tacna para abordar las unidades que los conducirían a sus hogares. El proyecto contemplaba el enlosetado de las diversas calles del centro para el libre tránsito de las personas. Alcalde de probada honestidad Cuando era alcalde de Miraflores en 1972, el arquitecto Aramburú Menchaca fue víctima de una especie de complot para sacarlo del cargo por una supuesta denuncia. Al conocer los alcances de una resolución de la Contraloría General, renunció al cargo de inmediato porque la “sanción impuesta es contraria a mi actuación y mi limpia trayectoria”. Ante esta inesperada respuesta de Aramburú, y el respaldo que recibió de la ciudadanía, la Junta Militar dio marcha atrás, archivó la resolución y decidió ratificarlo en el cargo “por su probada honorabilidad y eficiencia”.