El maltrato infantil ha sido otra de las pandemias que han tenido que soportar los menores de edad en sus propios hogares.
El maltrato infantil ha sido otra de las pandemias que han tenido que soportar los menores de edad en sus propios hogares.

Antes del COVID-19, ya existía una pandemia silenciosa: la violencia familiar.

Una problemática que se ha acrecentado con el confinamiento, en especial contra los pequeños de la casa.

En el Perú, 11 mil 129 personas víctimas de violencia familiar fueron atendidas por el Equipo Itinerante del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables(MIMP) desde el 16 de marzo al 31 de julio. Y de cada 10 casos atendidos tres fueron de niños y niñas. A nivel mundial, las cifras también son alarmantes.

Según la UNICEF, cerca de 300 millones de niños de dos a cuatro años son víctimas de algún tipo de disciplina violenta de forma habitual, y nueve de cada 10 adolescentes que fueron forzadas a mantener relaciones sexuales conocían a su agresor. En este contexto, la imposibilidad de salir de casa empeora la situación de esos menores cuyo hogar no es seguro.

CUANDO EL HOGAR NO ES SEGURO. El aumento de estrés que viven las familias debido al virus puede estar aumentando el riesgo de abuso de los niños a manos de sus seres queridos. Para Stephany Orihuela, especialista en Protección Infantil y Participación de Aldeas Infantiles SOS Perú, hay dos motivos que han visibilizado el maltrato y abuso infantil durante el confinamiento. El primero, que los chicos han ganado confianza con sus padres y madres, y eso ha generado que develen las situaciones de violencia que han sufrido antes, esto es en los casos de abuso sexual.

Segundo, que los menores se han quedado encerrados con sus agresores, que lamentablemente muchas veces son sus padres, quienes los ‘disciplinan’ con violencia física o psicológica.

“Los papás no están acostumbrados a pasar 24 horas con sus hijos, debido al trabajo y el colegio, pero ahora con la crisis sanitaria los conflictos familiares se han agudizado complicando la convivencia familiar y generando que madres y padres sin recursos de crianza recurran a la violencia. Desde Aldeas Infantiles SOS Perú han lanzado la campaña “Familias Libres de Violencia” con la finalidad de promover hábitos de convivencia saludables y prevenir la violencia familiar”, explica Orihuela.

ROMPER LA CADENA. Cuando los padres ejercen violencia y existe un patrón transgeneracional en ellos, es decir que también han sido violentados de niños, es necesario que reciban una psicoterapia emocional para romper con la cadena de abuso, además de una terapia familiar con un enfoque sistémico que ayude a generar un cambio en todos los miembros del hogar, señala la psicoterapeuta y directora de Psico Villa, Sandra Grandez. Un trabajo que puede llevar meses, incluso años.

ALERTA. Si bien la violencia intrafamiliar ha existido desde antes de la pandemia, el hecho de que los niños y adolescentes se mantengan sin salir de casa siendo víctimas de maltrato crea en ellos una sensación de desesperanza.

“Además del sentimiento de tristeza y cólera, pueden pensar que son maltratados y no pasa nada, se sienten atrapados sin nadie que los ayude. Antes de la emergencia sanitaria, al ir a la escuela o frecuentar a otros familiares, al menos tenían la oportunidad de sentirse acogidos cuando les preguntan qué pasó. Pero con el encierro su desesperanza crece y podría llevarlos a desencadenar pensamientos suicidas”, alerta la especialista Grandez.

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