El castellano no es la única lengua que existe en el territorio peruano. Tal afirmación no es novedosa, pues hay quienes saben que en la serranía de nuestro país se habla quechua e incluso aimara.
Sin embargo, el número de lenguas habladas no son solo tres, sino que asciende a más de 47 y estás coexisten con el español sin las mismas oportunidades. Al respecto, el investigador Gustavo Solís Fonseca describe la realidad actual en la que tienen que vivir día a día las comunidades nativas y sus idiomas.
¿Cuánto tiempo viene trabajando en el campo de la lingüística?
Mi primer trabajo fue en el Parque Nacional del Manu y hace bastante tiempo, exactamente en 1970. Me acuerdo que salí de Lima el 17 de agosto de ese año y después, a fines de ese mismo mes, llegué al centro del Parque, donde conocí a una población Tayakome del pueblo Machiguenga, de la familia Arawak.
¿Por qué es complicado determinar con exactitud cuántas lenguas existen?
Es difícil decirlo porque ahora, mientras estamos conversando, puede ser que una lengua ya no exista debido a que su único o únicos hablantes pueden fallecer, pero también puede haber en el Perú otras que no conocemos, ya que hay lugares a los que los investigadores no hemos llegado y, también, porque pueden surgir nuevas lenguas a partir de las existentes.
¿Siempre que se habla de una lengua es implícita la presencia de una comunidad?
Cuando hablamos de una lengua, siempre tenemos que pensar en una sociedad. Modernamente se dice, ya sin temor, que cada vez que hay una lengua, existe una nación, una etnia o un pueblo detrás. Todos esos términos son sinónimos.
¿Por qué es necesaria la educación intercultural bilingüe?
La educación en una sola lengua excluye a una parte de los ciudadanos que también tienen derechos. Si la formación se da únicamente en castellano, ¿cómo quedan los que no hablan español? De ahí la importancia. Además, es una necesidad coherente con la naturaleza del Estado.
¿Qué tan difícil es alcanzar este tipo de educación?
Es complejo y caro. Incluso, más costoso que hacerlo en una sola lengua, porque implica formar profesores especializados, desplegar esfuerzos a lugares en los que antes no se hacía, significa tener propuestas de currículos diferentes, realizar investigación en ámbito lingüístico y cultural, pero no hacerlo cuesta más.
¿Qué riesgo estaríamos corriendo?
Si no lo hacemos perdemos a las culturas y las lenguas, con ello se pierde una cantidad de conocimiento. Imagínate qué sería del mundo entero si un determinado pueblo no hubiera descubierto el cultivo de la papa o el maíz, o las propiedades médicas de plantas. Qué sería de la medicina si no se hubiese descubierto el uso del látex o la siringa que sirve para elaborar guantes, ondas para inyectar o cómo se controlaría el veneno de las serpientes. Toda esa información es parte de un conocimiento ancestral.
¿Qué hace falta para concretar las políticas de educación?
Nos falta conocer e investigar. Nos falta asegurar la subsistencia de las lenguas, pero lo que más hace falta es revitalizar las sociedades y eso es muy complicado porque tiene implicaciones políticas, pero obviamente políticas correctas.
¿Ello guarda relación con la extinción de lenguas?
La extinción se da, principalmente, porque los niños de las comunidades nativas no hablan su lengua. Hay todo un poder del lado de la sociedad que habla castellano de minimizar a las otras, e inducir a que solo hable castellano y que se olviden de su lengua materna, sin darse cuenta que con eso olvidamos información que puede servir para el desarrollo y para el bienestar de la humanidad.
¿Hace falta más personas involucradas en la investigación?
Lo que conocemos ahora es insuficiente para conocer el país, para tomar decisiones más adecuadas. ¿Recuerdas el “Baguazo”? Había gente que conocía cómo se iba a desencadenar ese conflicto, debido a cómo es culturalmente la comunidad awajún, pero el Estado no lo sabía. Se toma decisiones con desconocimiento y, en muchos casos, eso genera graves resultados.
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EL DATO:
- Gustavo Solís Fonseca. Lingüista, docente e investigador de lenguas amerindias. Egresado y doctor en Lingüística de la UNMSM. Tiene un Master Of Arts en la State University of New York at Buffalo, EE.UU.
- 2018 recibió la distinción de “Personalidad Meritoria de la Cultura”.
- 2010 obtuvo, por primera vez, el cargo de director en el Centro de Investigación de Lingüística Aplicada (CILA).
- “Hay todo un poder del lado de las sociedades que hablan castellano de minimizar a las otras”