Adolescente huancavelicana llevó la voz de los niños del Perú a la ONU

La semana pasada, mientras los reflectores se concentraban en la visita del Papa Francisco a Nueva York, donde se ubica la sede de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), una adolescente peruana recorría el mismo edificio para llevar un mensaje que resonó fuerte entre los diplomáticos: los niños deben ser escuchados y tomados en cuenta.

Andrea Milagros Dávila Llimpe -16 años, natural de Huancavelica- participó junto a niños de otros 20 países en los talleres que sirvieron para diseñar y aprobar, el domingo pasado, la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.

El documento, cuya aplicación es compromiso de los 193 Estados miembros, entre ellos el Perú, incluye 17 objetivos que deberán cumplirse en los próximos 15 años. Algunas de estas metas son: erradicar la pobreza, poner fin al hambre, garantizar educación de calidad, alcanzar la igualdad de género, entre otros.

“Cada país tiene su problemática. En el Perú, específicamente en Huancavelica, los principales problemas son la malnutrición, la anemia infantil y la pobreza. Tenemos comida, pero no hay una alimentación balanceada”, comenta Andrea a Correo.

INDIGNACIÓN. Con la voz cargada de indignación, de impotencia, comparte su diagnóstico. “Huancavelica produce papa, arveja, maíz. Lo que pasa es que hay personas que simplemente no se dedican a eso y prefieren otra cosa. Es una contradicción que una región que produce se muera de hambre. No sabemos aprovechar nuestros propios recursos”, critica.

Andrea se ha convertido en una joven líder en la región. Como parte de la campaña Every One, de la organización internacional Save The Children, ella fue elegida por sus propios compañeros para llevar la voz infantil del Perú ante la ONU. Su propuesta es apostar por la agricultura sostenible, tal como lo dicta el organismo diplomático.

REUNIONES. Como parte de su agitada campaña, Andrea se ha reunido con el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon; el presidente del Perú, Ollanta Humala, entre otros personajes nacionales y del mundo entero, como la premio nobel de la Paz Malala Yousafzai. Pese a todo, Andre cree que hay mucho por hacer.

"“No siento que (los niños y adolescentes) tengamos la libertad de expresar y decir lo que pensamos. Si solo nos escuchan y no hacen nada, nos estarían ignorando. Que nos tomen en cuenta es importante”", asegura.

Andrea se siente una agente de cambio y, como tal, dice que no todo se reduce a identificar problemas y reclamar opciones. Lo más importante, dice ella, es ser parte de la solución.

“La supervisión y vigilancia de las autoridades es vital para conseguir los objetivos aprobados por la ONU”, comenta Andrea. En los talleres en los que participó, niños y adolescentes de todo el mundo guardaron en una “cápsula del tiempo” cartas y dibujos referidos a dichos objetivos. El contenedor se abrirá en 2030.