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Es jueves al mediodía en los exteriores de la Interpol, en Santiago de Surco. Menri Santana (38) y Rafael Matheus (35) acaban de llegar a Lima vía terrestre procedentes del estado de Valera, en . Con su equipaje a cuestas -una mochila, una bolsa de plástico y un par de maletas- han llegado a la sede de la Policía Nacional para que las autoridades peruanas los atiendan y les entreguen su ansiado Permiso Temporal de Permanencia (PTP), documento que les permitirá acceder a empleos dignos y centros de salud en el país.

Pero se enteran de que ese beneficio es solo para los venezolanos que han ingresado al Perú de manera regular hasta el 31 de julio, es decir, diez días atrás. “Quedamos fuera del beneficio, pedimos una prórroga. Hay decenas de buses con venezolanos que se están dirigiendo a este país”, dice Santana, quien de inmediato cuenta la difícil situación que se vive en Venezuela.

“No se puede comer, vivir, ni caminar tranquilo. Dejé a mis cuatro hijos con mi esposa. Quiero hacer un piso en el Perú y traerlos”, expresa, mientras Rafael comenta: “Nunca en mi vida pensé estar de inmigrante, pero lo hago por mis tres hijos, por la prosperidad de ellos”. 

ÉXODO. Pese a la mala noticia, estos dos hombres, a quienes la llovizna limeña moja poco a poco en medio de la calle, no pierden la esperanza de conseguir el PTP en otra oportunidad. Se despiden y se encaminan hacia San Juan de Lurigancho, donde empezarán una nueva vida. “Soy mecánico automotriz, pero el gobierno de Maduro cerró mi negocio y los delincuentes robaron mis herramientas. Puedo trabajar en lo que sea, no tengo pena ni quiero faltarle el respeto a nadie. Gracias a Dios por esta oportunidad, y al Perú que nos recibe con los brazos abiertos”, dice Santana. 

Desde que empezó la crisis política y social en Venezuela, primero a causa de la dictadura de Hugo Chávez y, después, agudizada por Nicolás Maduro, cerca de dos millones de llaneros -en su mayoría jóvenes de entre 18 y 35 años- han huido de su país con destino a Colombia, México, Chile, Brasil y Perú.“Hay la sensación de que no hay futuro. Hay mucha desesperación, inseguridad. Es un país con 15 millones de armas ilegales y Caracas es la ciudad más peligrosa del mundo, por encima de México DF”, argumenta el académico, escritor y columnista venezolano Alberto Barrera Tyszka, quien salió de su país en 2014.

40 MIL VENEZOLANOS. En el Perú se encuentran entre 30 mil y 40 mil llaneros, según proyecta la abogada y activista venezolana Paulina Facchin. Ella escapó de Venezuela en el 2011, después de que el año anterior el auto donde viajaba su menor hija fuera atacado a balazos por el régimen chavista.

De esa cifra, 21 mil personas accederán al PTP, refiere el abogado y activista de la ONG Unión Venezolana, Óscar Pérez.Hasta la fecha, según la Superintendencia Nacional de Migraciones del Perú, más de 11 mil ciudadanos venezolanos ya obtuvieron su PTP, de los cuales más de mil son niños que estudian y acceden a los servicios de salud en el país.

“El PTP es una mezcla entre la visa Mercosur y visa humanitaria. En su artículo referido al tema laboral se estipula que los trabajadores Mercosur son catalogados como nacionales; por lo tanto, se les aplica un impuesto a la renta de 13%, como si fuera un peruano más”, explica Facchin. “Si no se resuelve la situación en Venezuela, creo que este permiso de un año se va a seguir extendiendo”, añade.

EN TODO EL PERÚ. Los venezolanos que han ingresado -y los que continúan haciéndolo- de manera regular o irregular están dispersos en todo el país. En la capital se hospedan en cuartos de alquiler ubicados en los distritos de Los Olivos, Comas, San Martín de Porres, Independencia, Surco, San Juan de Miraflores, Villa María del Triunfo, Villa El Salvador, San Juan de Lurigancho y Callao, indica Pérez.

“El venezolano que está huyendo del país corresponde a todas las clases sociales, desde la E hasta A+. Hace unos días, me llamaron dos compatriotas desde Madre de Dios; estamos distribuidos a lo largo y ancho del Perú. Hace poco me encontré con un venezolano en la punta de un cerro en San Juan de Lurigancho y al otro día hallé a uno manejando una moto en la Huacachina (Ica)”, cuenta Paulina, quien sostiene que sus compatriotas también se encuentran en Trujillo, Áncash y Arequipa, así como en otras regiones.

CAOS GENERALIZADO. El estudiante de Comunicación Social Ángel Bandres (19), activista del partido político Voluntad Popular, llegó en febrero pasado a nuestro país junto a sus padres y su hermano, tras escapar del hostil gobierno de Maduro. “Mi papá vio cómo secuestraban a un muchacho de mi edad por ser activista. Vimos en la televisión cómo un periodista fue asesinado a tiros para robarle su auto. Todo el tiempo me sentía vigilado, hostigado y cercado. En Venezuela, además, hay una crisis generalizada. Más allá de la escasez de alimentos o medicinas, no puedes sacar el teléfono en la calle ni volver a tu casa en altas horas de la noche; te roban hasta el par de zapatos”, relata Bandres, quien no puede controlar las lágrimas al recordar lo duro que fue dejar su país, a su hermana, a sus sobrinos y a sus amigos de toda la vida. “Espero que caiga el gobierno de Maduro, ya que hice público que trabajo en defensa de los venezolanos y los derechos humanos. No creo que pueda volver ahorita a mi país, puede ser que me detengan, me secuestren, me hagan un juicio militar y me condenen a 15 años de cárcel. La situación es horrible”, apunta Ángel, natural del estado de Apure, y que hoy vive en el Callao.

EXPLOTACIÓN LABORAL. Mientras hacen cola en la sede de la Interpol, varios venezolanos confiesan que son “explotados y abusados” en sus trabajos en el país. “Como muchos llegan de ilegales están bajo la amenaza de quien los contrata. Si exiges un sueldo mayor a 400 o 500 soles puedes ser denunciados ante la Superintendencia de Migraciones, para que la Policía los bote de Perú. Ha pasado mucho de esto en Polvos Azules”, denuncia Facchin.

Bandres, por ejemplo, nos cuenta que fue empleado para atender en una cabina de internet por el pago de 20 soles diarios, que al mes hacía un poco más de 460 soles, y donde solo se le permitía 30 minutos para almorzar. No soportó y renunció.“Muchos venezolanos pasan lo mismo que yo. Ellos prefieren esclavizarse para pagar el alquiler del cuarto, comer y enviar un poquito de dinero a sus familias. De un venezolano en Perú, dependen ocho en Venezuela”, explica.

Facchin resalta también que hay un buen número de compatriotas suyos a quienes les va muy bien en el ámbito laboral, pues trabajan en empresas privadas y en el sector público. “Sin embargo, hay venezolanos que tienen una situación económica más complicada, son los que vemos vendiendo las arepas y tizana en el Centro de Lima”, precisa.

Pese a esta situación, los venezolanos se muestran agradecidos por la acogida y hospitalidad de la población peruana.

DATO

Accesos. Venezolanos llegan más por vía terrestre que aérea El Complejo de Migraciones de la frontera Perú-Ecuador informó que en julio pasado 1300 venezolanos ingresaron a territorio peruano. Ellos se hospedan en el Centro Binacional de Atención Fronterizo (Cebaf). 

Después, la mayoría se dirigió a Lima, mientras que otros se quedaban en Tumbes. En tanto, solo un 2.3% hace su llegada al Perú por el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez.

CIFRAS

1 año de duración tiene el Permiso Temporal de Permanencia.

200 mil venezolanos se encuentran en Colombia.

120 días hábiles tienen para presentar la solicitud del PTP. 

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