Nadie sabe con exactitud cuándo apareció aquella trágica pinta, pero todos recuerdan con cierto temor lo que anunciaba aquella pared. “Go home Yankees, Perú será tu tumba”.
El Padre Dordi que siempre soñó en ir a África como misionero, pero las circunstancias lo llevaron a visitar América Latina donde terminó enamorándose de Perú, siempre supo que después del atentado contra los padres Franciscanos en Pariacoto, él era el siguiente.
SU VOCACIÓN. Alessandro Dordi o Padre Sandro Dordi como comúnmente se le conoce, fue el segundo de trece hermanos. Nació en Gromo San Marino-Bergamo (Italia) un 23 de enero de 1931, llegó a estudiar en el Seminario Diocesano de Cluson, donde fue ordenado Sacerdote cuando solo tenía 23 años. En 1980 aceptó la invitación del monseñor Luis Bambarén, entonces obispo de Chimbote, para asumir la parroquia Señor Crucificado de Santa.
UN PERUANO MÁS. “Fue un hombre bueno, sencillo y valiente, todo un misionero. Él fue quien nos llamó para servir aquí, una tierra a la que le guardaba bastante cariño, siempre se sintió un peruano más”, cuenta con voz quebrada y mirando con nostalgia una vieja foto Virginia Piu, hermana de la Congregación Hermanas de Jesús buen pastor.
“Pastorcita” como le llaman los pobladores está en la obra de la iglesia Señor Crucificado de Santa desde hace 27 años. Recuerda que por entonces el monseñor Luis Bambarén al saber de las pintas que lo amenazaban de muerte, le pidió a Dordi que viajara a Lima, incluso a Italia por su seguridad, pero él nunca mostró temor. “Un día me dijo: Yo no puedo abandonar a mi pueblo...”, cuenta, interrumpiendo la oración con un silencio que no le permitió romper en llanto, Piu solo se atreve a mirar la foto.
SU LUCHA. En los 11 años que vivió en Santa, siempre intentó sentirse uno más entre los santeños, recordado como un hombre que defendió la igualdad de géneros y que en una época tan machista siempre destacó el importante rol de la mujer dentro de la sociedad y sobre todo dentro del matrimonio. Marco Sing por entonces regidor del distrito de Santa lo conoció cuando Dordi fue a buscarlo para crear el Centro Promocional de la Mujer. “Me preguntó que era lo más importante para mí, y yo le respondí: mi familia”. Desde ahí asistí y trabajé con él en la catequesis familiar. Sing recuerda que Dordi cambió desde que vio aquella amenaza. “Sí hubieran tenido un motivo, el motivo fue que el impulso la unidad familiar que era su mejor lucha contra los ideales terroristas”, dice. Marco en un principio debió acompañar a Dordi en la liturgia a Vinzos, pero tuvo que asistir a un evento de Catequesis Familiar en Laderas del Norte. Hoy sin lograr entender mira por su ventana mientras recuerda que tuvo que ayudar en el levantamiento del cuerpo.
EN EL OCASO DE SU VIDA. Antes de las seis de la tarde de aquel 25 de agosto, Aquella camioneta 4x4 , doble cabina, color amarilla, que a tantas poblados lo había acompañado a predicar, tuvo que detener su ruta de Vinzos a Santa, porque un grupo de encapuchados rodeó el vehículo, los dos jóvenes acompañantes que viajaban en la parte posterior del auto tuvieron que bajar la cabeza con la amenaza “abajo, abajo, con ustedes no es”. Mientras el conductor fue llevado atrás de la camioneta, donde el sonido de 3 disparos inició un infierno.
El 'Yanquie' que amaba el Perú, fue ultimado con dos tiros porque él eligió que Santa sería su tumba.
Hasta ahora su recuerdo sigue vivo.
OBRAS QUE DEJÓ. Consiguió donaciones para construir el Centro Promocional de la Mujer, organizó el club de madres. Cursillos de alfabetización, corte y confección, bordado, enfermería, primeros auxilios, higiene y salud. Construyó y puso en marcha el Botiquín Parroquial que funcionaba gracias a donaciones. También fundó el Centro de Educación Ocupacional “Virgen del Carmen”, capillas, casas parroquiales y centros comunales en diversos poblados de Santa.
DATO:
Las catacumbas de los mártires ubicada en el Cerro de la Juventud se realizo en honor a Sandro Dordi y a los padres Franciscanos conventuales: Michael Tomaszek y Zbigniew Strzalkowski, de Cracovia, Polonia, asesinados por Sendero Luminoso 9 de Agosto del 1991 en Pariacoto mientras cumplían su labor evangelista.