En los cementerios de nuestra ciudad, en esos reservados espacios donde el tiempo parece haberse detenido para siempre, existen silenciosos, al pie de las tumbas más costosas y humildes, junto a las flores marchitas, epitafios que son: un ruego desesperado, una oración por el alma, un poema de amor o un canto a la esperanza. Y es que la muerte también inspira las más sublimes creaciones.
Correo recorrió durante la semana, los principales cementerios de Huancayo y logró capturar las leyendas más creativas. Por ejemplo, están los epitafios dedicados a la tierra de los amores:“bajo las colinas: Roma, bajo la torre París, bajo la bruma: Londres y abajito del cielo: Huancavelica señores”.
Existen tumbas con dedicatorias deportivas: “Y dale U, arriba Alianza”. También hay inscripciones, que parecen haber sido extraídas de algún libro de poesía: “aquí sobre el ocaso de algún sueño inexorable, donde un día fue joven tu emoción, tu pecho, tu inembargable utopía...Aquí padre recuerdo haber amado más allá del tiempo en tu misma eternidad”. “El más hermoso poema de amor, nunca será más hermoso como el amor que nos dejaste”.
Existen también dedicatorias al amigo fallecido: “Al inolvidable hermano chinito Zaravia”. “Partiste en un día igual al de mi llegada”, “A tu memoria amigo Chalo, tu pata Ecua”.
Entre las tumbas también se pudo encontrar ruegos de amor: “quedé muy solo sin ti, y en tu busca al cielo llegué”, “No vayas a llorar junto a mi tumba, no estoy allí. No duermo. Soy fulgor diamantino entre las nubes. Soy el rayo de sol, sobre el maduro ramo, soy como las aves que alzan vuelo y por las noches en el cielo las estrellas de veladas. No vayas a llorar sobre mi tumba no estoy allí”.
Además, están las frases religiosas: “tengo un lugar en el cielo, aquí no hay dolor ni sufrimiento, soy feliz, por favor no te entristezcas ni derrames lágrimas, por el contrario recuérdame con cariño...”